De la acequia pública al agua entubada para Ambato

Columnistas, Opinión

En síntesis, después de organizado el asiento de Jambato con la llegada de los hispanos desde 1540, la población vivió y se organizó en función del río de su nombre y de las acequias que constituyeron su red vital. Podemos decir que durante la vida colonial, y todo el siglo XIX,  la población se sustentaba con el reservorio de sus “cochas” y el correr de sus acequias. No hay noticia de entubamiento de agua para el interior de las viviendas urbanas hasta que hemos dado con el primer antecedente que contiene esta investigación que arranca en 1908.

“Sesión del 26  de julio de 1908 a las 12 del día se reúne el I. Ayuntamiento compuesto de los señores Dr. Alcides Naranjo Presidente, Dr. Elías Toro Funes, Dr. Luis O Vásconez, Dr. Víctor Manuel Garcés, Augusto N. Martínez, Modesto F. Chacón, Guillermo Fernández, Isaac Cobo Procurador Municipal, y el suscrito secretario del Concejo (Romero) con el objeto de discutir y aprobar las bases y condiciones del Contrato presentado por el Sr. Guillermo Schacter que también concurrió a la presente sesión para proveer de agua potable a esta ciudad comprometiéndose el sr. Schacter a dirigir la obra y a suministrar la tubería necesaria pidiéndola a Alemania, así como de conducirla y colocarla desde el manantial “La Machachena” hasta esta población.”

Este documento angular consta de 19 cláusulas, …“16ª.- La obra será ejecutada de modo que pueda adaptarse perfectamente  a ella la distribución del agua a domicilio, obra que el Municipio se propone realizar posteriormente.”  Es decir que el contrato se refiere a una red principal desde la captación en la vertiente “La Machachena”, que curiosamente no hay especificación de sitio donde fluye el acuífero, y que pasaba por el parque Montalvo hasta el actual parque Cevallos, donde había una pileta, cuando era la Plaza 10 de Agosto.

Los inconvenientes: Estamos acostumbrados a la dolorosa experiencia de que una vez firmados los contratos con entes de la administración pública, lastimosamente no se dan cumplimiento a las propias especificaciones de los contratos firmados. Por más cláusulas aclaratorias y fijación de supuestas seguridades con que se suscriban. Nos encontramos con una sesión “extraordinaria de 24 de marzo de 1911 (que) “La presidió Juan B. Moreno Vicepresidente de la Corporación  y con la asistencia de los señores Toro Funes, López, Armendáriz, Callejas, el Dr. Albán, el Procurador Síndico y el infrascrito secretario. Dicen que se remiten al acta anterior del 17 de los corrientes; pero no consta en el libro ni el acta ni se ha podido ubicar en el archivo el oficio que dice el contratista del agua potable haber enviado al Concejo.

Pero el acta dice: “Leído el oficio del señor Sechracter, contratista del agua potable  en que comunica estar terminada la obra y que el I. Concejo nombre el perito que a bien tenga, para la recepción  de aquella se suscitó una larga y acalorada discusión por parte  de todos los señores concejales, habiendo pedido primeramente el Sr. Callejas y el Dr. Albán se diera lectura de la contrata primitiva y más adicionales al respecto, para proceder con conocimiento de causa, una vez que era muy obscuro el contenido del oficio que acababa de leerse.”

En esta parte de esta redacción tenemos que relatar que como parte de esta investigación nos quedamos sin fundamentos si es que no se conocía “la contrata primitiva”. Ventajosamente la investigación dio buen resultado y se pudo obtener el contrato que, como ya señalamos, va como anexo. (O)

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