Medidas económicas / Esteban Torres Cobo

Columnistas, Opinión

El gobierno eliminó los subsidios estatales a la gasolina extra y al diésel y, con lo que hace meses sucedió con la gasolina súper, terminó con un egreso a las cuentas nacionales que durante más de cuarenta años estuvo vigente.

La decisión debe ser analizada desde varias ópticas. Desde la pertinencia fiscal de subsidiar combustibles, por ejemplo. Económicamente, subsidiar este tipo de productos distorsiona la economía y la destruye en el largo plazo. Alimenta el contrabando y la ineficiencia en su consumo. Los subsidios estatales no tienen pertinencia económica más que cuando se dan para competir directamente con subsidios similares de otro país, y por productos o actividades distintas a los combustibles. Situación que, por cierto, es bastante rara.

Pero la decisión no está aislada a la salud a largo plazo de las cuentas nacionales. Tienen que esperarse sus consecuencias inmediatas y en el mediano plazo. ¿Subirán los precios, por ejemplo? En un principio, el incremento general no debería superar el 3%. En el caso del transporte, el incremento debería ser máximo de un 5%. Un pasaje de bus que cuesta 40 centavos, por ejemplo, máximo debería subir a 42 centavos. De hecho, el incremento de los pasajes propuesto por el gobierno no tiene un sustento económico sólido. En conclusión, los precios de no deberían subir radicalmente sino marginalmente.

El gobierno, sin embargo, no puede engañar a los ecuatorianos con esta medida. Primero tiene que aclarar en qué va a usar el nuevo dinero que conservará en las cuentas. ¿Para el pago de deuda interna, externa, inversión o gasto corriente hasta diciembre? Los 1500 millones se suman a los desembolsos del FMI, a los nuevos impuestos y a los 2000 millones emitidos en deuda hace dos semanas.

Luego tiene que liberalizar realmente el precio de los combustibles y no encubrir la ineficiencia de Petroamazonas que, a su arbitro, fija los supuestos precios internacionales del combustible y se reserva una pequeña utilidad. Eso sería hacer que los ecuatorianos financien pipones.

También debe quitar todo tipo de aranceles a la importación de insumos para la industria y la agricultura y, evidentemente, a la importación de autos. ¿Si se va a pagar el precio real del combustible por qué pagar USD 19.000 por un auto que en otros mercados cuesta 8.000? (O)

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