MEDICINA INTEGRATIVA ORIENTAL: Sin vuelta atrás / Klever Silva Zaldumbide

Columnistas, Opinión

La existencia concreta de las personas se desarrolla en la familia, el barrio, la escuela, el trabajo, los amigos y conocidos. Los estilos de vida son diferentes porque la especificidad de cada lugar es diferente, pero hay algo central o nuclear en los humanos que es idéntico en todo el planeta y es que pertenecemos a la misma especie. Son más importantes y numerosos los lazos que nos unen al resto de los humanos, que las particularidades que nos diferencian.

Es una tarea imposible comprender al hombre y sus trastornos sólo partiéndolo en pedazos: órganos y sistemas “independientes”, escudriñando sólo su cuerpo y dejando a sus emociones a un plano sin importancia. Pero hay un aspecto íntimamente vinculado a la vida del hombre en sus caracteres centrales que no hemos desarrollado aún y que es la sociedad y su sistema de valores y creencias. La “modernidad” con su individualismo salvaje, y sus altos índices de maldad ha descompuesto el corazón humano y está por matar la vida en este planeta. Es necesario desnudar esta combinación de ignorancia y mentira impuestas para entender cómo y porqué enfermamos. La programación social actual, esencialmente se trata de “maquinas” succionadoras de energía destinadas a la acumulación de poder económico, social y político en manos de un reducido sector de la sociedad a través de la manipulación de las emociones básicas de las masas humanas, lo cual cristaliza en ideologías contradictorias pero complementarias que oscilan entre el misticismo y el mecanicismo. Lo característico de esta dantesca trampera oficialmente denominada «civilización moderna» (aunque el modelo lleva ya muchos años) es la depredación de la vida y su represión allí donde se disfraza con un falso deseo de libertad en la construcción solidaria de una sociedad justa. Se está produciendo personas y estructuras con altos grados de degeneración social sin posibilidad real de vivir de acuerdo a las «fuentes» de nuestra vida: el amor, la salud, el trabajo y el conocimiento.

Esta maquinaria con invisible tramado ha “marcado a fuego” en el carácter humano las ambiciones materiales, tanto que la gran mayoría de desposeídos sienten que su vida ha perdido el sentido, pero lamentablemente, éste no es un tema que interese demasiado a los líderes ni a los que pretenden ser líderes, ya que solo buscan solo su enriquecimiento engañando a esa gran masa que no sabe nada de lo que pasa en las entrañas putrefactas de la administración de nuestros tributos y aportes obligatorios al estado. Como sabandijas se multiplican, agolpados y atropelladamente se insultan, pelean por el botín, 

reteniendo y queriendo eternizarse en el poder manipulando a las masas.

Mientras ellos se convierten en nuevos ricos, por acá abajo, nos enseñan que la felicidad siempre es después, nunca ahora, que debemos esforzarnos para lograr recursos propios que nos permitan de avanzar en la vida. Mucha gente ya de viejos y cerca de morir terminan de pagar la hipoteca de su humilde aposento. Nos han engullido sin vuelta atrás con una trampera, falsa e hipócrita “ideología” con hábil discurso hacia el pobre e ignorante convirtiéndole en fanático, resentido social y violento.

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