Los grandes en la penumbra / Luis Fernando Torres

Columnistas, Opinión

Las redes sociales han creado una zona de penumbra para los grandes hombres. Huyen de ellas. Temen aproximarse. Saben que la grandeza de sus ideas, opiniones y acciones se empequeñecerá en los segundos de vida de la imagen subida a la red. 

En el flujo incesante de las interacciones solamente sobreviven quienes dejan la grandeza del pensamiento y la acción para las tertulias o, simplemente, por carecer de grandeza alguna, se dejan llevar por comportamiento atípicos. 

Que un candidato presidencial, al finalizar el año, se pinte los labios y se disfrace de viuda con minifalda, para ganar adhesiones, es la demostración más patética del poder de las redes sobre las almas sin gloria. 

Son pocos, muy pocos, los que saben conservar su lugar en el espacio público electoral y, de ese modo, ofrecen algunos destellos de grandeza con ideas poderosas y actitudes ejemplares. Los que así actúan se han convertido en una especie en extinción. 

El célebre Menelao, en ese magnífico libro La Odisea, le dice a Telémaco sobre su padre Ulises, lo siguiente: “jamás mis ojos hallaron un corazón como el del paciente Ulises, ni supe de hombre que hiciera lo que aquel valiente en el caballo de madera dentro del cual permanecimos para llevar al exterminio a los troyanos”. 

Han pasado dos milenios de la guerra de Troya y, hasta ahora, se recuerda la gesta de Ulises. Las acciones de los grandes no se olvidan cuando han sido registradas y, por haber sido singulares, se convierten en ejemplos de heroísmo.

¿Qué se dirá en el cercano futuro de los que justifican sus desafueros en los debates presidenciales con el argumento que fueron drogados con escopolamina y de los disfrazados de fin de año?

El Ecuador tiene tantos problemas que los candidatos presidenciales deben hacer el esfuerzo de mostrar un mínimo de grandeza en su proceder. Algunos lo han hecho o, al menos, lo han intentado, cuando han hablado de la dolarización y del rol del Banco Central. Quedan menos de 7 días para que le den señales al país que quieren estar a la altura del desafío de dirigir un Estado de 17 millones de personas. (O)

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