Lluvias y guerras / Luis Fernando Torres

Columnistas, Opinión

Dos siglos antes de la era cristiana, la copiosa lluvia que cayó sobre Roma evitó que la ciudad fuera atacada por las fuerzas cartaginesas ubicadas a poca distancia de las murallas. Tanto llovió que los soldados y elefantes del ejército de Aníbal no podían moverse en el fango, con sus extremidades enterradas en el lodo. El temido general cartaginés optó por retirarse y terminar el asedio, con la esperanza de volver cuando el tiempo mejore.

A los rusos les ha sucedido lo mismo en Ucrania. Terminada la estación invernal, con los deshielos el lodo se convirtió en una barrera defensiva del ejército ucraniano. En el enfrentamiento terrestre, los soldados, los tanques y los camiones rusos tuvieron dificultades para desplazarse, en la misma magnitud del ejército de Aníbal. Por ello, derrotados y humillados se retiraron del frente de Kiev para concentrarse en una zona de más fácil penetración y ataque.

A Napoleón el clima lo derrotó cuando regresaba desde Rusia. No salió a tiempo de la tierra de los zares. Lo hizo cuando estaba entrando el invierno. La meteorología le jugó en contra.

El clima importa especialmente en la batalla terrestre. Las más sofisticadas pueden desarrollarse independientemente de las condiciones metereológicas. El misil de largo alcance, con el que está amenazando Rusia, puede impactar contra objetivos ucranianos, con lluvia, neblina, es decir, en cualquier condición climática. 

Con el advenimiento de la temporada de lluvias en el territorio nacional, los gobiernos nacionales y seccionales tienen también sus batallas, entre ellas, las de sobreponerse a los deslaves, los torrentes en las quebradas y ríos y el deterioro de las vías. Sin recursos, serían derrotados por el lodo, el agua, los baches y los huecos. 

Por ello, es preocupante que el presupuesto de inversión del gobierno sea, el 2022, la cuarta parte del ya reducido presupuesto del último año de gobierno de Lenin. Con tan pocos recursos destinados a inversiones y obras de mantenimiento, difícilmente se podrá hacer frente a tanto desafío. En las guerras se participa con suficiente planificación y abundantes recursos. Al parecer, el país no está listo para resistir al embate del clima, considerando que no existe en el horizonte una amenaza como la del Niño, que devastó la costa en el pasado.   (O)

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