Las neuronas espejo / Kléver Silva Zaldumbide

Columnistas, Opinión


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Sócrates nos dejó dicho: «Una vida no escudriñada no vale la pena vivirla» y será por eso que el dilema humano continuará siendo el que era, y es un engaño creernos que los cambios tecnológicos de nuestra era van a dejar inservible la sabiduría milenaria y a los sabios. El conocimiento bien conducido es poder y siempre se ha dado a entender que cuanta más información tenemos más seremos capaces de resolver nuestros problemas ¿Pero entonces por qué se ha disparado la degradación social a nivel mundial? 

La violencia en nuestras calles, la violencia contra las mujeres, los divorcios triplicados, la pornografía infantil, las enfermedades mentales y miles de males sociales que faltaría papel para enumerarlos, están creciendo alarmantemente. ¿Será que esto tiene que ver con la falta de información?

Aquellos que manipulan el mecanismo oculto de la sociedad constituyen un “gobierno” invisible, que es el verdadero poder que gobierna el planeta. Somos gobernados, nuestras mentes moldeadas, nuestros gustos formados, nuestras ideas sugeridas mayormente por un puñado de hombres de los que nunca hemos oído hablar. En casi cualquier acto de nuestras vidas, política, negocios, en nuestra conducta social o en nuestro pensamiento ético, estamos dominados por éstos que entienden los procesos mentales y los patrones sociales de las masas.

El facilismo como eje de acción humana, copiar–pegar, hace que se desvanezca la creación, en la música podemos ver que un grueso porcentaje de la música es tan sólo reditado o recreado lo de hace años.

Cuando Neil Postman, sociólogo y crítico cultural nos decía: “La televisión no se creó para los idiotas, sino que los fabrica” ya nos estaba demostrando que esa cajita cuadrada contribuía a la pasividad y esterilización cultural, devaluando los mecanismos de socialización e instrucción social y familiar. Mediante el fenómeno tan incidente como es la imagen para la imitación y el “contagio” emocional tendiente a reproducir lo visto “gracias” a las neuronas espejo de la corteza cerebral frontal inferior, “aprendemos” por imitación: a ser violentos si nos venden violencia en imágenes, a perder los principios de dignidad conyugal si en las telenovelas nos venden conflictos conyugales, a entender que robar es un fácil “trabajo”, a metalizarnos soñando con “tener” lo que tiene el artista favorito.

El hecho de ser imperfectos, débiles, mortales, corrompibles y que vivimos en un mundo transitorio, de perpetuo cambio, donde todo lo que entra por nuestros sentidos es remplazable, influenciado por nuestros estados de ánimo, deformado por nuestras pasiones, relativo e indefectiblemente subjetivo, hace que los medios compitan torcida y ferozmente la captación de audiencia, explotando el morbo del sensacionalismo mediante lo atroz, lo violento, lo cruel, lo desgraciadamente desagradable, teniéndonos  ávidamente casi hipnotizados y muy desinformados, sino ¿Por qué los periódicos más vendidos son los más sensacionalistas y más sangrientos? (O)

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