La imagen de Chirs Gardner / Mario Fernando Barona

Columnistas, Opinión


¿Qué hacemos las personas cuando queremos enamorar a alguien? Procuramos ser más atractivos en todo sentido: somos más atentos, más simpáticos, más conversones, nos ponemos nuestro mejor traje, vamos bien bañados, bien peinados e incluso llevamos algún regalo. No hay mayor ciencia: si quieres conseguir el amor de tu vida, tienes que venderte con una imagen irresistible (aunque para ello tengas que exagerar un poco).

Lo mismo ocurre si alguien va a solicitar un trabajo. La imagen no es solo lo que proyecta su curriculum, ni su forma de vestir o caminar, la imagen aquí es sobre todo la actitud. Veamos sino, el caso de Chris Gardner, un joven negro neoyorquino interpretado por Will Smith en la película “En busca de la felicidad” estrenada en el 2006 y en la que cuenta la historia real de Gardner quien junto a su pequeño hijo deben pasar muchas dificultades. Hay una escena en la que Gardner mientras pinta su pequeño departamento, la policía se lo lleva detenido por mora en el pago de multas de tránsito. Sale al siguiente día solo minutos antes de la cita que tenía con los más altos ejecutivos de una firma corredora de bolsa para su entrevista de trabajo. Ya no alcanza a ponerse decente y presentable, decide ir a pesar de las fachas de pintor en las que se lo llevaron. En la entrevista impactó tanto por su franqueza y audacia que lo contrataron. Más allá de su apariencia exterior, contó mucho su imagen interior, su actitud.

En esta crisis, el Ecuador ha mostrado al mundo una imagen devastadora. No hablaré ahora de ello, solo digo que es un tema muy complejo y que no debería analizarse aisladamente. No obstante, aún tenemos la oportunidad histórica de remontar esa imagen como nunca antes, creando las condiciones para que la inversión local y foránea se sienta atraída a levantar negocios en nuestro país. Y para eso el Estado debería actuar como si fuera a conquistar una pareja: ofreciéndole su mejor sonrisa, llevándole un regalo, siendo y pareciendo atractivo, seduciendo, dejando de lado esos torpes orgullos y complejos izquierdosos; en otras palabras, conseguir que a los empresarios les sea tentador instalarse en el país por los incentivos tributarios agresivos, la seguridad jurídica y las importantes exoneraciones fiscales al generar trabajo. El Ecuador debiera ser como Gardner: aunque con una imagen exterior lamentable, pero inteligente y atrevido para ganar su confianza.

Penosamente, seguimos siendo poco creativos y audaces, queremos resolver la crisis como siempre: por la fácil y a la fuerza, con más impuestos, e incluso se habla ya de un 2% al patrimonio inmobiliario. Es como si el “galán” fuese a su cita sucio, despeinado y advirtiéndole a la chica que no está de humor para estas tonterías. (O)

mariofernandobarona@gmail.com

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