La calentura de Messi / Esteban Torres Cobo

Columnistas, Opinión

El fútbol es el fútbol. Y el fútbol es deporte. Se ha criticado la actitud de Messi y de todo el equipo argentino luego de su victoria sobre Países Bajos (que jamás debió cambiarse su carácterístico Holanda). Pero, sin ser experto en fútbol, puedo entender por qué hasta uno de los deportistas más serios y respetuosos perdería los papeles y la cabeza. Algo que sin duda puede relacionarse también con el supuesto toque despectivo contra una camiseta de la selección México en días anteriores.

Hay que haber sido deportista, incluso amateur, para entender la calentura del deporte. A mí me pasó en algunas ocasiones cuando jugué tenis de forma no profesional en el Ecuador y Latinoamérica. Mucho más inmaduro, sin duda, por la juventud, pero cuando se batalla deportivamente se pueden perder ciertas formas. Y se siente el fuego de la victoria o de la derrota. Es difícil controlar los deseos natos que aparecen en el ser humano, especialmente el hombre en competencia.

Por eso jamás critiqué hace muchos años, como la gran mayoría, ciertas actitudes de Cristiano Ronaldo que eran parecidas a las que vimos hoy con Messi. Muchas personas que están en lo más alto del pendaño de sus carreras tienen esas actitudes. Incluso la propia vanidad (la que es más sana que destructiva) es necesaria para que el marco mental de una persona se mantenga a tope. Quizás la fuerza más poderosa es la confianza en uno mismo. Sino cómo podríamos explicar que un niño enano y con serios problemas de crecimiento pueda convertirse en uno de los mejores jugadores del mundo. O que uno, nacido en la absoluta pobreza en una isla de Portugal, también alcance lo más alto del fútbol mundial. ¿Acaso nuestros grandes jugadores de la selección ecuatoriana no son personas con hambre insaciable y ganas de triunfar en su disciplina? Ojalá tengan y les sobre la confianza y el amor por la grandeza que necesita para triunfar. Porque eso derivará, por ejemplo, en que un sueldo millonario no signifique caer en la tentación de las drogas o la propia quiebra. O en cuidar la alimentación y no meter basura en el cuerpo.

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