Koldo & Caldi / Purga

Columnistas, Opinión

Hay que tener no solo talante sino mucha imaginación, para bautizar a las acciones y procesos investigativos iniciados en procura de asestar –desde la denominación– golpes certeros a las mafias, a los narcos y a los corruptos. 

Cabe reconocer que la señora fiscal general en este ámbito se maneja con pulcritud, eficiencia y sagacidad; de ahí que las identificaciones procesales de “metástasis” y “purga” calcen a la perfección en la pretensión jurídica y sus involucrados.

[“La Purga” o “The Purge” en inglés o “ La Epurazione” en italiano, se refiere a una serie de películas de terror y suspenso que giran en torno a una premisa distópica – término opuesto a utopía donde, un día al año, todos los crímenes, incluyendo asesinato, son legales durante un período de 12 horas.]

Por cierto, en la serie televisiva, la premisa se utiliza para explorar varios temas sociales y políticos, como la desigualdad, la violencia, y la naturaleza humana bajo condiciones extremas, ampliando de esta forma el universo y explorando diferentes aspectos y perspectivas de la noche de la purga.

En la práctica, devolviéndonos a lo nuestro, era innegable que, identificada la metástasis administrativa, jurídica y política del Estado, el tratamiento urgente a implementarse tenía que ser radical. Los agentes perniciosos, intocables y las vacas sagradas debían ser no solo identificados, sino conducidos a la cárcel y sancionados con ejemplaridad.

Desde esa óptica, relacionando situaciones aparentemente dispersas, si se nos ocurriese preguntar para que sirve un Koldo, con seguridad enfilaremos la mirada al viejo continente, en donde las castañas puestas al fuego están dando mucho que hablar y comprometiendo a más de un alto funcionario del poder de turno, tanto que las tendencias de últimas encuestas apuntarían a otro triunfo de la oposición, pero esta vez con más escaños de los ya alcanzados para asegurar formar gobierno.

El “Caso Koldo” en España involucra a un asesor del exministro de Comunicaciones del gobierno en funciones, y se relaciona con una trama de corrupción durante la pandemia de COVID-19, específicamente en la adquisición de mascarillas. 

Se menciona que -tal como ha ocurrido en nuestro país- los contratos fueron adjudicados de manera directa y sin publicidad a una empresa que no tenía experiencia previa en el suministro de material sanitario, ni relaciones conocidas con China, que era un gran suministrador de mascarillas en ese momento.

Y claro la pregunta se cae de madura, pues el guardaespaldas-asesor del exministro y diputado en funciones, aprovechó de su estatus para medrar de la administración pública, hacerse de comisiones ilegales, tanto como “los Koldos” de todas partes del mundo en puestos de responsabilidad.

En nuestro medio, directores médicos, asambleístas, alcaldes y otros políticos de “espiriti caldi” han sido involucrados, cuando no salpicados, directa o indirectamente en procesos que, iniciados, aún están siendo investigados. Por cierto, algunos actores se han fugado, otros se han puesto a buen recaudo o han muerto y, más de uno se han puesto a “cantar”. No solo en la fiscalía, también en celebraciones deportivas privadas.

Distanciados los amigos … los días por venir, tanto como los paradigmas de la moralidad política son impredecibles, se dice. Sin embargo, tal parece que ni abismos, ni océanos son suficientemente alejados para evitar que los actos de corrupción se sucedan con similitud, desparpajo y temporalidad.

Finalmente se dirá y con acierto, que esta cadena de dificultades y advertencias, cual rosario de penitencia (dado el tiempo de cuaresma) son producto de la globalización, amén que deberán ser abordadas y dilucidadas glocalmente. 

Muy grato entonces escuchar los primeros pronunciamientos jurisdiccionales a los requerimientos de la fiscalía, respecto de la situación de los doce detenidos por el caso “Purga”. 

Si así llueve, que no escampe. (O)

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