Juan Borja Álvarez. 1948 / Pedro Reino Garcés

Columnistas, Opinión

Bien puedo decir que esta publicación hecha ante el cadáver del poeta Juan Borja Álvarez, es parte de esas historias secretas que manejan las instituciones. Lea quien le interese  y juzgue el dato y encontrará mucha tela para cortar. En lo que concordaremos es en que el poder nada tiene que ver con el talento y la justicia. He aquí el dato del diario Crónica: 

“En la muerte de Juan Borja Álvarez

Ha muerto Juan Borja Álvarez y con él quedó extinto un buen cantor de Ambato.

Era 1935, la I. Municipalidad de este lugar convocó un concurso que se extendió para todos los poetas de Ecuador, y el tema era “el Himno de Ambato”. Dadas las condiciones, dejaban que los poetas escojan el metro que más les agrade. Juan Borja Álvarez decidió, ambateño como era, concursar también.Todos los amigos alentamos la iniciativa y prestamos todo el decidido apoyo a esta feliz idea de Juanito. Para él fue no más que pensar un poco y seguían saliendo las estrofas que a concepto de muchos ilustrados en la materia “correspondían a la categoría de Ambato”.

Los jueces nombrados por el Municipio fueron los señores: Dr. Víctor Manuel Garcés, Juan Francisco Montalvo y el entonces Director de la Biblioteca de “Autores Nacionales” don Julio P. Mera. Más las cosas que siempre se han hecho en esta Provincia han sido contrarias siempre a las finalidades que se han propuesto; en Quito, el Dr. Remigio Romero y Cordero, sabedor de este concurso, publicó, un Canto a Ambato; añadiendo allí en la misma edición y al pie del canto una nota: que quedaba fuera de concurso.

Los pasos que se dieron para que el Concejo dictamine acogiéndola a concurso fueron   muchos, pero al fin lo consiguieron. El Jurado, ya entonces tenía que dictaminar, cuál de los Himnos hasta entonces presentados, merecía la venia correspondiente y concedían el premio. Dos de los jurados aceptaron gustosos que se le conceda el honor al Canto que pertenecía al doctor Romero. El otro jurado no podía hacer otra cosa que aceptar por entonces esta imposición, pero fue por el momento, luego, viendo la injusticia, no firmó, al conceder los respectivos diplomas que acreditaban la legalidad del certamen, desde luego que se cometía una injusticia con respecto a la forma de dirimir de sus compañeros… (Suspensivos en el original).

La “Voz de Ambato” dio esta clarinada, pero no fue oída y todo quedó terminado.

Hoy que pasa a otra vida Juan Borja Álvarez, debe haciendo justicia, el I. Cabildo de Ambato, volver con el entusiasmo característico a escoger serenamente y dar al César lo que es del César.

Para recordar con más precisión lo que era el Himno de Juanito, basta copiar solo una de sus estrofas:

Salve tierra fecunda y florida,/ Que forjaste con mágico empeño/ El humano poder de tu gloria/ Con el soplo divino del genio. f) J.T.S.”

Fuente: El dato aparece como “acogido”. Crónica, Jueves 22 de enero de 1948. P. s.n.

Sobre esta polémica puede leerse el libro del Dr. Francisco Suárez: Ambato y los símbolos de siempre, 2006. En la p. 308 aparece el Himno completo del Dr. Borja Álvarez. Pero como este dato no consta en esa edición, seguramente por no haberlo ubicado, se tendría como un complemento a dicha memoria. Son páginas de historias ya superadas. Aprovecho esta oportunidad para decir públicamente que una historia similar la viví en el concurso a Himno de        la Universidad Técnica de Ambato. Un miembro del jurado, siendo ambateño e historiador subvaloró lo que los demás elogiaron, pero al final se impuso el criterio de la máxima autoridad universitaria, pese a la apelación. Hablo porque tengo los documentos de respaldo. Después triunfé con mi letra para el  Himno a la Universidad del Carchi. Se puso la música del maestro Edgar Palacios. (O)

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