Ingredientes santos y su significado

Interculturalidad

La fanesca es un plato tradicional que consumen los católicos en Semana Santa, este plato está conformado por varios ingredientes que tienen su significado. 

En Ecuador, la Semana Santa no solo trae consigo la reflexión y la devoción, sino también una tradición culinaria arraigada en la fe y la historia religiosa del país: la Fanesca. Este plato emblemático, que combina una variedad de ingredientes, tiene sus raíces en la tradición católica de la cuaresma, período de ayuno en el que se abstiene el consumo de carnes. Es así como los ecuatorianos, en su ingenio y devoción, encontraron en granos y pescado una manera de mantener la tradición religiosa a través de la gastronomía.

La Fanesca es mucho más que una sopa. Cada ingrediente que la compone lleva consigo un significado simbólico, tejiendo una narrativa religiosa que enriquece tanto el paladar como el alma de quienes la preparan y disfrutan.

Los chochos, por ejemplo, representan a Judas, el discípulo que traicionó a Jesús. Para ser parte de la Fanesca, estos deben ser purificados durante siete días, cada día de limpieza simbolizando un pecado capital. Los choclos, por su parte, simbolizan a San Pedro, con el número de granos que representan a sus descendientes y el pelo que evoca su característica barba.

Las arvejas, pequeñas perlas verdes, son un tributo a San Antonio, reflejando su amor por la naturaleza y la labranza. Mientras que las habas, con su sabor dominante, son un recordatorio de María Magdalena, compañera de la madre de Jesús.

El zapallo, con su abundancia, nos lleva a San Francisco de Asís, quien renunció a su riqueza terrenal en busca de una vida dedicada a Dios. Los fréjoles, con sus tres variedades, nos recuerdan a los Reyes Magos y los regalos que llevaron a Belén: oro, mirra e incienso.

El bacalao, alimento básico en la Fanesca, representa a Jesús por la multiplicación de los peces, un acto de compartir que encarna el espíritu de la Semana Santa. La cebolla, con su capacidad de hacer llorar, evoca las lágrimas derramadas por las mujeres que acompañaron a Jesús en su camino hacia la crucifixión.

La leche y sus derivados, que aportan suavidad y equilibrio al plato, nos llevan a San Agustín, patrón de la armonía y el equilibrio. Mientras que el cilantro y el orégano, hierbas aromáticas que realzan el sabor, honran a San Martín de Porres, quien sanaba con aguas de hierbas y raíces.

Y finalmente, las frituras, agregadas al final, simbolizan a los parientes políticos y visitas que llegan entre el lunes y el viernes de la Semana Santa, completando así el círculo familiar y comunitario en torno a este plato tradicional.

La Fanesca no es solo una deliciosa sopa, es una expresión culinaria de la fe, la historia y la comunidad ecuatoriana. A través de sus ingredientes y su preparación, esta tradición perdura año tras año, recordándonos la importancia de la devoción, el compartir y la unidad familiar en tiempos de reflexión y celebración. (I)

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