Hacia una economía más fraterna y eficiente / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión



Últimamente hemos escuchado a analistas y expertos, advertirnos sobre el complicado panorama económico que se dibuja para nuestro país en los próximos meses y años.

El no contar con fondos de ahorro en la de por sí, debilitada caja fiscal y en medio de un entorno financiero internacional muy duro, deja al Ecuador con escasas posibilidades de negociación para nuevos préstamos que reactiven la economía nacional.

Esto hará que el margen de acción del actual gobierno y del próximo, sea prácticamente nulo más aún si como es de suponer, los intereses de los políticos de turno volverán a presentarse. De ahí que en realidad nada o casi nada debamos esperar de todo ello.

Por tanto, es indispensable caminar hacia formas de economías más autónomas, que no guarden tanta dependencia de las circunstancias internacionales ni de lo que pueda hacer o no determinado gobierno.

Esto pone en manos de los ciudadanos la responsabilidad de sacar adelante al país y más bien obliga a las autoridades, a proceder en función de lo que la gente requiera para lograr éxito en sus nuevas actividades.

Para ello es necesario dejar de lado la idea de que algo o alguien vendrá a solucionarnos los problemas, por el contrario, es momento de tomar “al toro por los cuernos” y generar un nuevo contexto donde coexistan una gran cantidad de iniciativas y emprendimientos individuales o colectivos.

Sin perder la perspectiva global hay que actuar localmente, fortaleciendo nuestras propias capacidades para crear productos y servicios de calidad a nivel internacional, pero pensados principalmente en quienes están cerca de nosotros, permitiendo ahorros importantes en muchos rubros.

Si algo nos ha enseñado el Covid-19 es que debemos actuar en conjunto, dejando fuera todo personalismo pues la salud económica del uno lo es también del otro. Hay que dar fuerza a los gremios, a las comunidades, a los grupos y a través de ellos desarrollar actividades comerciales rentables, buscando además la cooperación mutua.

Es hora de reactivar el trueque, para reducir nuestra dependencia de un monetarismo que nos tiene tomados por el cuello. Para eso hay que reforzar lo comunitario.

Debemos volver a la producción artesanal, a hacerlo con nuestras propias manos. Esto implicará un repensarnos para plantear cosas que antes de esta pandemia, ni siquiera las considerábamos.

Cada uno deberá cumplir su parte, aprendiendo por ejemplo a hacer huertos urbanos o participando de cultivos comunitarios y de árboles frutales. Así nuevamente apreciaremos lo natural, dejando algo de la comodidad de los supermercados en los que además cabrá adquirir prioritariamente productos nacionales.

Tenemos también que aprovechar el gran desarrollo tecnológico actual, así como de la Internet con su aldea global, la cual nos permitirá mantenernos cerca y vivir más fraternalmente, tanto en cuanto se la ponga al servicio de la humanidad y no al revés.

En fin, estamos entrando en una nueva Edad Media y estas formas resultan mucho más eficientes que las que hasta ahora nos cobijaron. (O)

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