Golpes blandos navideños / Esteban Torres Cobo

Columnistas, Opinión

Las navidades siempre traen regalos inesperados, encuentros esperados y una que otra idea loca. Y, si bien éstas caen precisamente en un fin de semana, algunos tienen obligatoriamente que estar fuera de cancha como la Asamblea Nacional en virtud del obligatorio por ley receso legislativo que se tiene las dos últimas semanas de diciembre. Pero nunca faltan Papá Noel ni los renos descarriados a los que la falta de látigo les hace viciosos y distraídos de sus tareas. En el gobierno y en seno de los destituídos exconsejeros del Consejo de Participación no faltaron cabezas navideñas que pensaron dar el gran golpe del Grinch y los amargados de la democracia.

Nada más y nada menos que, a través del juez Lindao de La Concordia actuando como ayudante de Santa Claus, pensaron y esbozaron una resolución (ni siquiera sentencia) destituyendo del cargo a más de ochenta asambleíastas que no son de su agrado y que componen la oposición en muchos temas al gobierno y a sus socios. ¡Destitución! El sueño húmedo de los que jamás lograron, incluso con todo el aparataje estatal en su bolsillo, convencer e ilusionar con su proyecto de gobierno. Y que, evidentemente, están en minoría y en mayor declive político luego de las elecciones de febrero.

Poco les importó en plena calentura lo que la Corte Constitucional ha dicho en numerosas sentencias sobre la única manera en la un funcionario electo por el pueblo, como un asambleísta, puede ser removido de un cargo si, en casos mayores, incumple alguna decisión de autoridad legítima y competente. El único camino, cuando esas condiciones se verifican, es la acción de incumplimiento ante la Corte Constitucional, misma que no ha sido propuesta por nadie ni en el destuído Consejo de Participación ni en el gobierno. Ahora bien, eso ni siquiera se configura en este caso. Porque el diligente juez, previamente suspendido por haberle devuelto los bienes al narco asesinado Leandro Norero, no es ni legítimo ni competente para tomar la decisión a la que intentaron llevarle sus padrinos y socios. Pero no solo eso: el gobierno se olvidó lo que le sucedió en Perú al expresidente Castillo, con gobierno más popular y mejores números que el ecuatoriano antes de que fuera destituído por el Congreso.

En todo caso, aparentemente, la intentona golpista parece haberse pasmado y los grinchs se quedarán sin el sueño de haber arruinado la Navidad. ¡Feliz Navidad!

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