FFF MODO REACTIVACIÓN/ John Tello Jara

Columnistas, Opinión


La mayor fiesta de los ambateños, trajo consigo más turistas, mejores eventos y por su puesto una dinámica económica que sin duda alguna rebaso las expectativas de propios y extraños.

La presencia mayoritaria de visitantes de la región costa era algo que se veía venir, debido a la inseguridad que se vive en aquellos sitios que ayer formaban parte de un destino turístico para los lugareños, la gente de Esmeraldas, Manabí, Guayas y demás, ocupaban sus playas como sitio de relajamiento para el “carnaval”, pero parece que hoy decidieron apostarle a la ciudad insigne de la cultura en el Ecuador.

Claro que el uso de los espumantes en ciertos sectores de Ambato, así como el “lanzamiento” de agua especialmente después del desfile desdibujó el accionar festivo, lo cual es muy reprochable desde todo punto de vista; sin embargo se contrastó  con la presencia de las exposiciones mostrando las bondades de nuestros artesanos, y no solo de los ambateños sino de los ecuatorianos como tal.

Los mercados insignes como el “modelo” y “central” dieron abasto a la demanda de llapingachos, almuerzos, ceviches, caldo de 31, mote, jugo, morocho, incluso se estima que la venta llegó al 100% de su “stock”.

El sector hotelero, estuvo copado en un 80% de su capacidad instalada, generando en estos sectores mayor demanda de mano de obra, que decir del desfile y lo que esto implica, diseñadores, arquitectos, compra de materia prima, insumos, sastres, modistas, costureras, peluqueros, gabinetes de belleza, transporte (taxis y buses), panaderías, en fin, esta festividad trajo consigo una dinámica económica hacia todos los sectores.

El turista al ver que los precios no fueron extralimitados, accedió de buena manera a pagar por los productos y servicios ofertados y estoy seguro que en meses siguientes regresarán  a la tierra de los juanes para visitar aquellos sitios que no lo alcanzaron a ver en esta ocasión.

Salir del covid, permite retomar cierta normalidad nuestras festividades, lo cual debe acompañarse con  el compromiso de los ambateños en mejorar productos, entregar servicios de primera y ver al cliente, no como una estadística sino como un ser humano, al cual se debe el crecimiento de nuestra ciudad.

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