¿Quién LO PUSO AHÍ?/ PAUL VITERI

Columnistas, Opinión

A menos de un año desde el último paro nacional de octubre de 2021, resulta inaudito que el panorama político y social nuevamente se torne tenso, especialmente por la gigantesca pérdida económica de algo más de 500 millones de dólares que tuvimos que tolerar a consecuencia de este.

Me imagino, que más de uno de los analistas políticos con los que cuenta este país, se estará preguntando, ¿cómo un Presidente de la República que logró ser salvado por una negativa de los votos del Partido Social Cristiano en la Asamblea Nacional, se metió nuevamente en menos de un año en el mismo fardo político?

Existen innumerables hechos que sitúan a Guillermo Lasso en esta encrucijada política, como por ejemplo una lamentable pérdida de valores dentro de su círculo más cercano, acompañada al parecer de personajes obscuros y nefastos dentro de su círculo familiar y social, que desdibujaron el mensaje ganador y esperanzador con el que llegó al poder.

Pero no fue solo el paro nacional lo que debilito al gobierno, sino también, la falta de diálogo desde su entorno político con los diferentes miembros de las otras funciones del estado, dedicándose únicamente a tratar de descalificar a estas o utilizando jueces corruptos que mediante acciones constitucionales ilegales e impuras trataban de desestabilizar a dichas funciones.   

Es que jamás el presidente, se ha dedicado a cumplir con las funciones para las que fue elegido, que especialmente incumbieron o debieron estar enfocadas, en sacar de la pobreza a la mayoría de habitantes de este país, además de realizar obra pública de calidad que subsane por lo menos las necesidades básicas prioritarias de estos; y, más bien se dedicó permanentemente a justificase o descalificar a todos, responsabilizándolos por sus propios fracasos.

Ahora, una vez más somos objeto de amenazas de protestas, mientras en la Asamblea Nacional se tramita un proceso vergonzoso llamado “gran padrino”, y por supuesto sin dejar de lado el aterrador resultado obtenido en una consulta popular, que a pesar de que se les advirtió sobre el riesgo que esta tenía al ser presentada en el peor de los momentos, como siempre, tampoco se tomó la molestia de escuchar.

Pues la pregunta del millón, ¿quién lo puso ahí al presidente? considero la respuesta es evidente, él y su necedad, su falta de lectura política, la poca o nula operatividad en sus funcionarios y especialmente su falta de liderazgo y firmeza en la toma de decisiones.

 Al parecer, Guillermo Lasso jamás entendió, que un país se gobierna desde la ciudadanía y sus necesidades; y, no desde el estómago, nunca entendió que la carga de las acciones u omisiones recae sobre el mismo y no sobre la ciudadanía o las instituciones que los representan.  

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