Estudios sobre la socialización en espacios virtuales / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión

Según la profesora Gilda Sotomayor de la Universidad de Salamanca, Internet no sólo constituye un nuevo medio de comunicación, sino un nuevo medio de producción e interacción, que vale tanto para la actividad pública como para la vida privada. 

Las posibilidades técnicas que nos ofrece este medio son innumerables y según investigaciones realizadas son fundamentalmente instrumentales y personales, manteniéndose estrechamente relacionados con tres áreas concretas: el trabajo, la familia y la vida cotidiana. 

Se señala que el tipo de relaciones sociales que se producen en la red son equiparables a aquellas que se dan en la vida real, es decir, la mediación tecnológica, en este caso, se limita a reproducir aquel tipo de relaciones que ya estaba presente en la vida fuera de línea. Igual que cualquier otro tipo de relación, algunas son muy sólidas y duraderas, otras son superficiales y breves. 

Ciertos estudios exploraron la amplitud de las relaciones en la red e indicaron la presencia de un nivel moderado de compromiso en las relaciones establecidas en ella.

Se observó que todo esto guarda relación con el hecho de que las personas cuentan con varios círculos de amistades en la vida real y, dentro de un círculo dado, los amigos de una persona también suelen ser amigos entre sí. Aunque puede que algunas personas pertenezcan a varios de esos círculos, la verdad es que existe muy poca o ninguna superposición entre ellos.

Los amigos que se tiene en el trabajo pueden tener pocos intereses en común con los amigos del club o del barrio. Otros aportes señalan que, en el ciberespacio, los individuos se ven agrupados por intereses comunes o temáticas, concentrándose alrededor de fórums o grupos de discusión, sin tener en cuenta cualquier otro condicionante social, siempre que estos no se antepongan a los intereses del grupo en cuestión. 

En ese sentido investigadores como Masuda afirman que las relaciones establecidas en la red, en muchos casos se deben a temas de interés específico que constituyen el eje de la comunicación. 

Otros trabajos sobre el tema como el desarrollado por Castells, evidencian que las redes constituyen soportes para los lazos débiles en la medida en que raramente construyen relaciones personales duraderas. 

Las personas se conectan y desconectan de la red, cambian de compañeros, de interés y no revelan necesariamente su identidad y en general no se la inventan. También se reconoce que la Internet puede contribuir a mantener los lazos fuertes a distancia, pues los mensajes electrónicos ayudan a que las relaciones familiares o de amistad se fortalezcan, de modo que las redes se construyen de acuerdo con las elecciones y las estrategias de los participantes sean estos individuos, familias o grupos sociales. 

Así pues, podemos concluir que las interacciones que se dan en el ciberespacio presentan un modelo social organizado en torno a comunidades electivas o de interés y a la interacción individualizada, basada casi siempre en las relaciones sociales de la vida real.

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