En Gringo Yaku mantienen vivas las leyendas ancestrales

Interculturalidad

La comunidad está ubicada en la vía Puyo-Macas. (Foto El Heraldo)

La comunidad indígena de kiwchas amazónicos ‘Gringo Yaku’ se encuentra separada por el río Pastaza. En la antigüedad y en la actualidad cuando el caudal del Pastaza incrementa, parece que todo se lleva a su paso. Pero en ‘Gringo Yaku’ han aprendido a convivir con los cambios de la naturaleza.

La historia de la comunidad nace hace más de 200 años. Severo Vargas fue el protagonista de una de esas leyendas, la más importante que tienen en el sector y que se mantiene porque es la que se repite a diario a los visitantes.

Antiguamente, en el fondo de la montaña  en la vieja vía a Canelos, que era considerado el centro de Puyo, Severo caminó con un extranjero gringo que llegó hasta el sitio, su corazón estaba con la ambición de buscar oro y para eso llevó una máquina detectora del metal.

En la mente del visitante solo estaba buscar aquella puerta de El Dorado y para eso necesitaba a un guía nativo. Severo acompañó al ambicioso explorador para que recorriera las entrañas de la comunidad que hasta ese entonces no tenía un nombre fijo.

De repente, Severo se acostó sobre un gran árbol y entró en sueño profundo durante dos horas y al despertar no encontró a su extranjero. El nativo cansado de buscar entre la espesa y virgen vegetación de la selva solicitó ayuda a los chamanes para que sean guiados por los espíritus de la montaña y dar con el paradero.

Mediante los rituales con la ayuahuasca (bebida alucinógena hecha a base de raíz) observaron al gringo vagando entre los árboles de la selva. Estaba muy perdido, el kari pacha (joven de la selva) se lo había llevado.

Los chamanes hicieron más de un ritual para agradar a la madre selva y devuelva al visitante. Todo fue imposible. Por la ambición del extranjero no le permitieron regresar de las entrañas de la montaña.

Los ancianos y chamanes tomaron la decisión de cerrar todos los portales que estaban abiertos en la selva para evitar que más personas sean ‘tragadas’ por el espíritu del ‘kari pacha’. Aún ronda, pero no puede llevarse a nadie, asegura Remigio Toscano Vargas, uno de los fundadores del emprendimiento  del turismo comunitario. Esa es una de las tantas  leyendas que tienen e la comunidad y se comparte con los visitantes para mantener viva la historia ancestral. (I)

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