EL VACÍO Y LA NADA / Mario Fernando Barona
Se ha preguntado alguna vez ¿qué somos? Le contesto: nada. Esta respuesta puede sonar despectiva, pero desde el punto de vista de la física efectivamente es así. Toda la materia que hay en el universo, incluido nuestro cuerpo, está 99,9999999% vacía. ¡Pero esto es una locura, no puede ser cierto! Sí lo es, tanto, que si nos damos un martillazo en el dedo, el martillo al ser materia también está lleno de… nada, está vacío; así como lo lee. Se lo explico.
Primero debemos recordar lo que es un átomo, que como lo sabe, es el elemento esencial de absolutamente todo lo que nos rodea, es la unidad más básica de la materia compuesta por un núcleo de protones y neutrones además de los electrones que lo circundan. Por ejemplo, una moneda de oro es simplemente un gran número de átomos cuyos componentes están acomodados de tal manera que “crean” el elemento oro moldeado con la forma de una moneda.
De acuerdo, pero ¿cómo puede ser posible que la nada pueda hacerle tanto daño a mi dedo con un martillazo? Aquí viene lo fascinante, porque resulta que el espacio entre el núcleo del átomo y los electrones que lo rodean es enorme, a escala sería más o menos como si el núcleo fuera un diminuto mosquito y el resto del átomo un enorme estadio: todo lo que hay entre el mosquito y los electrones que bordean el estadio es nada. Ah, y no olvide tomar en cuenta que los electrones tienen un tamaño igual de insignificante que el núcleo. Pero hay más, el presuntamente sólido núcleo (el mosquito) está formado por unas partículas aún más pequeñas “quarks” igualmente muy separadas unas de otras, por lo que el núcleo también estaría literalmente vacío.
Y ¿por qué entonces la mesa que tocamos es sólida, una piedra es dura y pesada y por qué el martillazo en el dedo me ha dejado la uña morada? Pues, porque el moretón y el dolor son consecuencia de la masa del acero que irónicamente no es sólida sino energía pura generada por la interacción de sus átomos “alineados” de tal forma que crean esa masa de acero que vemos. En palabras sencillas, a pesar de que el 99.9999999% de un átomo es vacío, produce tal energía que provoca la ilusión de estar viviendo en un mundo formado por cosas sólidas.
Sí, es difícil de asimilarlo, pero esa es la realidad.
Lo que la ciencia aún no alcanza a entender es cómo ese vacío casi absoluto (la nada) es altamente predominante tanto en la materia gris como en los sentimientos de la mayoría de políticos, porque por un lado es evidente que tienen su cerebro VACÍO, y por otro, cuando roban o mienten no sienten NADA de vergüenza.