El sentido del humor, patrimonio de los inteligentes

En un mundo marcado por la inmediatez, tener la capacidad de afrontar la vida con optimismo y convertir lo cotidiano en motivo de risa es un privilegio de pocos.
El humor es como una linterna en la oscuridad: ilumina el camino cuando más lo necesitamos. No se trata únicamente de contar chistes, sino de tener una actitud que transforma lo difícil en algo más llevadero. Una persona con sentido del humor entiende que un problema no es el fin del mundo, sino una oportunidad para sonreír y seguir adelante. ¿Quién no ha vivido un día pesado que cambia por completo gracias a una broma inesperada en el momento justo? Ese detalle, pequeño pero poderoso, nos recuerda que la risa puede ser un bálsamo para el alma.
El humor es un puente que une a las personas. En una familia, la risa compartida crea recuerdos que perduran más que cualquier regalo. Entre amigos, una anécdota graciosa se convierte en una historia que se cuenta una y otra vez, reforzando los lazos. En el trabajo también es un recurso valioso: un jefe que arranca una reunión complicada con un comentario simpático logra bajar la tensión y motiva al equipo a pensar con más claridad. El humor bien usado no resta seriedad, al contrario, genera confianza y hace que las metas se alcancen con más entusiasmo.
Reírnos de nosotros mismos es un signo de fortaleza. Pensemos en alguien que tropieza en la calle: puede enojarse y sentirse avergonzado, o puede reírse de su propio descuido y seguir adelante con dignidad. Esa segunda opción muestra inteligencia y resiliencia. El humor también es un puente social. En tiempos difíciles, una caricatura, un meme o una frase ingeniosa nos recuerdan que no estamos solos. Como dice la sabiduría popular: “Reír es gratis, y vale más que un tesoro”.
El sentido del humor no es exclusivo de unos pocos, es una habilidad que todos podemos practicar. Cada sonrisa compartida es una semilla de optimismo que florece en quienes nos rodean. Y lo mejor: mientras más lo ejercitamos, más fácil se vuelve mantenerlo presente en la vida cotidiana. La risa nos ayuda a ver soluciones donde otros ven problemas, a mantener la calma en medio de la tormenta y a disfrutar de lo simple. En palabras sencillas: quien sabe reír, sabe vivir.
El humor no es superficial ni trivial: es una muestra de sensibilidad, creatividad e inteligencia. Cada vez que reímos, que aligeramos un momento difícil o que regalamos una sonrisa, demostramos que somos capaces de enfrentar la vida con optimismo y sabiduría.
Apreciada comunidad lectora que me acompaña con su lectura no olvide de sonreír y nunca dejen de reír, porque reír es de sabios; comparta su buen humor y haga de la alegría su compañera de viaje; porque el buen el sentido del humor, sin duda, es y será siempre patrimonio de los inteligentes. (O)