EL HUMOR, UNA CARACTERÍSTICA PROPIAMENTE HUMANA / Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión

Hay muchas cosas que nos diferencian de los otros reinos de la naturaleza, una de éstas es el sentido del humor, ya que para ello se requiere contar con la capacidad natural de la imaginación que es la que nos permite figurarnos una determinada situación que, al contraponerse a una marcha lógica de las cosas, provoca la espontánea reacción de una risa. 

Por otra parte, si aceptamos como válidas las enseñanzas del conocimiento universal, diremos que el ser humano no es un animal dotado de razón como lo señala la ciencia convencional, sino que la humanidad constituye un cuarto reino con sus características propias y muy diferenciadas de los otros reinos, aunque participe también en un grado importante de cada uno de ellos.

El humor nos ayuda a no tomar las cosas de la vida tan en serio, evitando disputas por malentendidos y por último a reírnos de nosotros mismos. Al ser una característica tan propia de nuestra condición, nos pone a todos a un mismo nivel para recordarnos que siendo muy diferentes entre unos y otros, todos somos esencialmente humanos y por tanto hay un lenguaje común que es la broma.

Bromear entre conocidos y aún con desconocidos, hace que nuestros momentos sean más llevadores y divertidos. Una buena broma demanda de un agudo sentido de imaginación, así como el uso oportuno de los términos, para llegar a nuestros oyentes con expresiones que causan mucha gracia porque de alguna manera nos ha tocado alguna cuerda interior.

Una cosa es el humor y otra muy distinta la ironía, pues si el primero en medio de su manifestación guarda un cierto grado de cortesía y hasta aprecio al sujeto embromado; la ironía lleva por detrás la agresividad, colocándonos así por encima del otro.

Las realidades de la vida son cómicas y no trágicas, como generalmente se las quiere presentar. Por ello tenemos que aprender a reírnos principalmente de nosotros mismos pues será la mejor herramienta para recordarnos que ante los hechos hay que mantener esa humildad (no humillación), que nos vuelve más sensibles al dolor ajeno y, por tanto, más humanos.

Hay quienes afirman que el humor es una prueba de naturaleza espiritual, pues constituye una herramienta y antídoto al excesivo ego personal porque nos muestra sin tapujos cómo somos en realidad.

Nos recuerda que hace falta despojarnos de esas máscaras externas autoimpuestas para actuar en el teatro de la vida. Por ello el humor es una cualidad humana maravillosa, que tiene mucho que ver con la autenticidad de cada uno.

También se afirma que cultivar la alegría es una práctica espiritual muy elevada, a diferencia de lo que nos han hecho creer en nuestra sociedad. El reír con espontaneidad habla de una persona natural y sincera.

Los mejores chistes surgen en los momentos de mayor camaradería y son parte de nuestra cultura. De ahí que el buen humor por ser parte esencial de lo humano, hay desarrollarlo siempre.

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