El escape de Ghosn / Dr. Luis Fernando Torres

Columnistas, Opinión

La industria automotriz siguió con perplejidad el escape de Japón de quien había sido, hasta hace pocos años, el máximo ejecutivo de Nissan para liberarse del arresto y la persecución judicial en el país nipón. 

Carlos Ghosn huyó de Japón, el 31 de diciembre, dentro de una caja de equipos musicales, en la que se ocultó antes de abordar el avión que lo llevó a Líbano. En el operativo de fuga participaron expertos internacionales en seguridad contratados para ayudarlo a huir. Haberse quedado con su pasaporte libanés, dado que le retiraron los otros, como el francés, le sirvió para ingresar a Líbano y reunirse con su familia.

Durante 18 meses estuvo en prisión y en libertad bajo fianza en Tokyo, luego de haber sido detenido al ingresar a Japón por acusaciones de beneficiarse con compensaciones económicas futuras de Nissan.

Dice Ghosn, en su defensa, que las acusaciones fueron urdidas por otros ejecutivos de Nissan, que querían apartarlo del cargo ejecutivo que ostentaba, en connivencia con el fiscal japonés que impulsaba el proceso penal.

Sus cuestionamientos a la justicia nipona son implacables el momento en que dice que allá la presunción de inocencia y el debido proceso están al servicio de las acusaciones fraguadas para perseguir. 

Lo más grave es lo que revela de Nissan y de su alianza con Renault y Mitsubishi, así como del fracaso de incorporar a Fiat dentro de la alianza. Con él a la cabeza, el conglomerado Nissan, Renault, Mitsubishi y Fiat, se iba a convertir en el más influyente en el mundo.

Su procesamiento penal en Japón terminó con el esfuerzo de levantar semejante conglomerado automotriz y arrastró las acciones de Nissan a la baja. (O)

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