El Ecuador que debemos conocer: Amanecer en el horizonte andino / Luis Alfredo Silva Zambrano

Columnistas, Opinión

Eran las cinco horas, las sombras de la noche, aún cubrían el ambiente; la hora fijada, para salir, rumbo a La Provincia del Azuay, había llegado. Nuestro transporte fue conducido, por La Carretera Panamericana Sur

A punto de dejar, La Provincia de Tungurahua, contemplamos El Pico Mocha, que nos muestra su aguda cumbre, sus laderas abruptas, y sus glaciares, que apenas cubrían la montaña; es una de las tres cimas del Carihuirazo. que se levanta en La Cordillera Occidental de los Andes.

Muy pronto aparece, en la misma cordillera, «El Coloso de los Andes», El Chimborazo, que nos enseña, su parte noreste. El nudo de lgualata Sanancajas, apenas se deja ver entre las brumas, sus atractivas colinas.

Estamos, en El Páramo de Urbina; el ganado vacuno, devora los pastos frescos y verdes del campo; de las pocas casitas rurales sale humo, de la quema de leña del fogón, donde deben estar preparando los alimentos del día; los primeros rayos del sol, iluminan todo el hermoso paisaje.

Son las seis horas; El Chimborazo, se ve más cerca; las espigas doradas, de los cultivos de cebada, contrastan, con la tierra negra del páramo; al sur, los montes de La Cordillera Occidental de los Andes, presentan en sus laderas, colores verde, amarillo y negro, dependiendo de las siembras.

En La Cordillera Oriental de los Andes, se admira la montaña denominada, Capac Urco, a la que los españoles, la llamaron Altar; sus caprichosos picos montañosos, casi encierran la enorme caldera, formando una gigantesca corona plateada, que se destaca entre las nubes rojas que a manera de estratos, se encuentran en el cielo.

El Chimborazo, enseña su parte sureste; los rayos solares, dan a la nieve y al hielo de los glaciares, un brillo especial de color amarillo rojizo; pintando de intensos colores, a la mágica y encantadora naturaleza.

A las seis horas con treinta minutos; la iluminación solar, llega a las faldas de las colinas que bordean la carretera; mientras los árboles de eucalipto, alineados en perfecto orden, asoman junto al camino, donde proyectan sus sombras.

Desde los terrenos del Cantón Coita, se sigue admirando al Chimborazo, ahora en su parte sur, y más hacia el norte, al Carihuairazo «Viento Macho de la Nieve», con sus tres cumbres:

Josefinos, lván Vallejo y Mocha. Son las siete horas, y ha comenzado el nuevo día.

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