El cisne, montaña sagrada

Columnistas, Opinión

En varias ocasiones, hemos visitado El Santuario de la Virgen de El Cisne, a 70 kilómetros de la ciudad de Loja, en la provincia del mismo nombre, al que se que se llega, desde la ciudad de Ambato, recorriendo por la carretera Panamericana Sur, hasta Loja, y luego por la vía que va al Cisne, un total de 581 Km.

Partiendo desde la capital de la provincia de Loja, se desciende al verde y fascinante valle del río Catamayo, bordeado de imponentes montañas, antiguas y erosionadas, que a la distancia se ven de varios matices, las elevaciones del horizonte.

Desde el pintoresco valle del río Catamayo, al Santuario del Cisne hay 25 kilómetros de distancia, pasando por el simpático pueblo de San Pedro de la Bendita, y ascendiendo por las escarpadas laderas de las estribaciones de la montaña de Fierrourco, que culmina en los 3.788 metros sobre el nivel del mar.

Contrastando con la humildad del pueblo del Cisne, se levanta un grandioso templo, ubicado en la cúspide de una agreste montaña, desde donde se puede, admirar la abismal irregularidad del entorno que se observa.

La hermosa basílica, de estilo arquitectónico gótico, se eleva a la plaza central y a la torre del reloj, rodeada de estrechas calles y escalinatas, que forman el pueblo; completan el centro turístico, La Casa del Peregrino y El Museo de Arte Religioso.

El lugar obligado de visita, es el Museo de Arte Religioso, que está en un espacioso subterráneo del templo, el mismo que guarda las reliquias de La Virgen del Cisne y sus tesoros artísticos.

En el interior de la enorme iglesia, y en el majestuoso altar, está la Virgen María de El Cisne, tallada en cedro por el famoso escultor, Diego de Robles, al terminar el siglo XVI, en plena época colonial.

Muchos pensamientos, se hallan escritos sobre El Cisne. Transcribimos uno de ellos: «El Cisne Montaña Sagrada, escogida por Dios y entregada a María, para que sea, en el tiempo, símbolo de gracia y perdón». (O)

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