EL CANDIDATO SABELOTODO

De manera oficial no inicia la campaña electoral, pero ya podemos encontrar candidatos con
diferentes personalidades. Pero existe una patología contagiosa en la gran mayoría de los
postulantes. Son los candidatos que padecen del efecto psicológico “Dunning – Kruger” del cual se
establece que las personas que tienen menos conocimientos, adquieren una tendencia a
sobreestimar lo poco que sabe. Esta enfermedad es el síndrome de superioridad por el que ciertos
individuos con pocos conocimientos se consideran mejores a otras que sí son más inteligentes que
ellos. Esta distorsión cognitiva conlleva a los “honorables” a sobreestimar sus habilidades o
conocimientos en relación con un tema o campo específico, y piensan que son expertos en
muchas áreas en las que, en realidad, no lo son. Por su bajo conocimiento y gran egocentrismo,
pecan de incompetentes en temáticas que en su vida han escuchado. No podemos negar que en
las reuniones circulan los rumores de vecinos, amigos cercanos, o de ex compañeros de colegio
que conocían a los politiqueros y saben que eran unos vagos e insolentes. Y como dijo el francés
Georges Clemenceau “El hombre absurdo es el que no cambia nunca”.

Y si creen que esto es grave, imagínense cuando estos personajes llegan a ganar poder, que muy
aparte del narcisismo, al ser autoridades y tener control de sus adeptos y lambones, de quienes
recibe adulaciones, provoca en estos individuos que se crean una clase de mesías, a esto se lo
denomina “síndrome de Hubris”. Y lo afirma Jaime Durán Barba y Santiago Nieto (2017) “también
existe un séquito de asesores que rodean a los políticos, quienes “ayudan a que las autoridades se
endiosen”.

Ecuador tiene candidatos producto de su sociedad fragmentada, y es lamentable tener
representantes que sufren de patologías en su personalidad. Por eso, el 09 de febrero de 2025
debemos tener conciencia del sufragio e impedir que enfermos mentales manejen el porvenir de
la nación. “La diferencia entre los animales y los humanos, es que los animales nunca permitirán
que el más tonto e incapaz de la manada los guíe (Anónimo)”.