El cambio no espera…Vamos por él / Guillermo Tapia N

Columnistas, Opinión

Lo peor que podemos hacer, es abandonarnos en los brazos del conformismo y mantenernos en la esquina superior de la crítica despiadada e inoportuna, nada propositiva, rabiando en contra de todos y en contra de todo, simulando ser el amable componedor de la nada, ubicado en el espacio de confort de la inconsciencia. 

Esa es una actitud que debemos revisarla a tiempo, si en verdad pensamos en el País y en nosotros mismos, sin más cortapisas que la de ser parte de un conglomerado ávido de cambio, dispuesto a trascender y a asegurar un espacio digno de vida a los que nos siguen atrás.

Intentando mirarnos en un espejo, tan cercano y tan distante al mismo tiempo, como puede representar y significar «el Gran País del Norte» , estamos conminados a advertir que su mandatario número cuarenta y seis, asume el desafío y la necesidad de unir a los mundos, si… a los varios mundos que coexisten y se localizan en su territorio.

El Presidente electo de los Estados Unidos, Joe Biden, deberá hacerlo con rigurosidad, con paciencia y con verdad. Tarea difícil, tarea seguramente incomprendida pero por igual, inaplazable, para reunificar los bandos, las tribus, los espacios, las brechas, los intereses, las identidades, los armamentistas, los pacifistas, y las razas que conviven en un país eminentemente plural y cosmopolita, frecuentado por personas de países, culturas y costumbres diferentes, ahora enraizadas e incrustados en el todo nacional.

Habrá de tomar también las riendas para fijar un horizonte claro a los temas de la migración, en términos de privilegiar la convivencia pacífica, el respeto y sobre todo la igualdad de oportunidades, la libertad de movilización, la seguridad y la atención de salud frente a la vida, aunque la pandemia siga siendo un albur y su solución -si acaso llega- una esperanza en construcción.

Sin duda hay mucho trabajo por delante y la dimensión del desafío que tienen las nuevas autoridades del ejecutivo norteamericano (Biden y Harris) es enorme, tanto como seguramente sus deseos de servir a su País, a sus ciudadanos, a la democracia. 

El reto será también un requerimiento encaminado a abrirse al mundo, en especial a las Américas y procurar emprendimientos conjuntos para apoyar el desarrollo regional y continental, reconociendo la presencia de una comunidad latina que irrumpió muy sólida en este proceso electoral, como para hacer notar que sin ellos, sin los migrantes y sin sus votos, no se llega a La Casa Blanca.

El punto de inflexión que llevó a esta nueva realidad en los Estados Unidos, fue sin duda la impertinencia de la administración que fenece y su testarudez en varios temas de gran impacto social.El discurso diferente de los últimos días no le fue suficiente.

Pero, la democracia se ha impuesto una vez más. 

Consecuentemente creo que todavía hay mucho para aprender y nuestros sueños de cambio, felizmente, tienen varios espejos para mirarse de cuerpo entero y para enmendar a tiempo, si en realidad de verdad queremos avanzar y salvar obstáculos y no, lanzarnos al abismo de la improvisación, de la mentira y la falacia. ¡Ya tuvimos de esto y no fue bueno!.

Nuestros hijos, nuestros nietos y la historia misma, jamás nos perdonarían si esta vez nos volvemos a equivocar.

El virus mutó nuestros hábitos, al punto de inducirnos e incluirnos en burbujas protocolares de convivencia, que con inteligencia y esmero, día a día se construyen en la sociedad, en procura de retomar un ritmo de vida que no está más entre nosotros. ¿Por qué comparto esto con ustedes?  Pues simplemente para recordarnos que es enorme todo lo que perdimos y que es también, así de inmensa, la tristeza que esa pérdida provoca.

No podemos darnos el lujo de perder a todo un País por la mezquindad de una política y la ceguera de quienes pretenden generalizar la pobreza, tan solo para hacer visible una imagen confusa de igualitarismo pernicioso y vergonzoso, cuyas prácticas en el mundo son perfectamente conocidas y NADA RECOMENDABLES. 

No debemos permitir otra vez al vendedor de ilusiones, que ingrese presuroso a cosechar lo que jamás sembró. 

¡Ser Resilientes! Tomar lo bueno, a lo mejor no es suficiente y estamos llamados a buscar y encontrar ‘ese algo más’ que nos proyecte y mantenga en la ruta de la superación y el progreso en libertad. Pensemos imaginativamente cómo hacer ese cambio a partir de nosotros, de nuestra familia, de nuestro entorno, de nuestro vecindario, de nuestros amigos, sin mas referentes, sin más testigos que nuestra propia y personalísima convicción y consciencia. Escuchándonos unos a otros. 

El cambio no espera. Hay que asumirlo y hacerlo posible. ¡Vamos por él!. (O)

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