El Bitcoin salvador / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión

Nayib Bukele, presidente de El Salvador, hace noticia al oficializar el bitcoin, como moneda para realizar transacciones en su país. Sin embargo, la medida generó problemas inmediatos. 

El controversial mandatario, nacido en 1981, antes de llegar a la presidencia el 2019, fue alcalde de Nuevo Cuscatlán y sucedió en el cargo a Salvador Sánchez. Bukele, es visto como un político millennials; mantiene la popularidad en algunos sectores de la sociedad, pero también recibe críticas por determinadas decisiones y por el tono de su mensaje. Hay opositores que lo tildan de populista antisistema y quebrantador de los derechos humanos. 

El Salvador, con una superficie de 21.040 km2, es uno de los países más pequeños de América Latina; su población supera los 6 millones de habitantes y tiene una deuda pública cercana al 70 % de su Producto Interno Bruto (PIB). Los salvadoreños tienen un bajísimo nivel de vida, según el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que elabora las Naciones Unidas.

Bukele, desde el inicio fue irreverente. En la Asamblea General número 74, de las Naciones Unidas, sorprendió, al tomarse un selfie. Con esta forma poco convencional de iniciar un discurso, buscó mostrarse como un presidente alineado a la tecnología, señalando que el nuevo mundo está en el lugar dónde iría esta foto.

Ahora, celebrada adopción del bitcoin como moneda de su país. Pero, no todo es felicidad. Las calles se llenaron de protestas, hubo fallas técnicas y una caída de esta polémica moneda. La aplicación Chivo Wallet, que funciona como billetera digital, no apareció en las principales tiendas de aplicaciones, aunque finalmente estuvo disponible para las plataformas de Apple y Huawei. Además, el precio del bitcoin se desplomó hasta un 19%. 

Con seguridad, estos los fallos iniciales son salvables, pero los factores en contra continuarán por mucho tiempo. El Salvador, al ser un país dolarizado y sin moneda propia, depende de los EEUU. Al mismo tiempo, la criptomoneda es proclive a cambios bruscos y esto complicará la planificación presupuestaria del gobierno. Igualmente, el bitcoin puede fomentar la delincuencia relacionada al blanqueo de dinero procedente de actividades ilícitas. Con todo esto, el Salvador se convierte en un experimento. Bukele, por su parte, ve en esta decisión una alternativa para mejorar la precaria situación de su pueblo. Pero, los organismos multilaterales, como el FMI, señalan que es una medida desaconsejable. Sobre quién tiene la razón, el paso del tiempo lo dirá. (O)

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