EDITORIAL / Mesas de Diálogo

Editorial, Opinión

El  viernes catorce de octubre se cerraron las diez mesas de diálogo entre el Gobierno  y las comunidades indígenas encabezadas por la CONAIE principal  gestora del  paro nacional del pasado mes de junio.  Especial reconocimiento se merece la Conferencia Episcopal Ecuatoriana que canalizó durante estos noventa días los diálogos, los acuerdos y los desacuerdos de las diversas mesas de negociación, el balance final reporta  218 acuerdos, 57 desacuerdos y 7 puntos pendientes, entre los puntos pendientes está el complicado  tema  de la focalización  de los subsidios a los  combustibles. 

Oficialmente se ha informado que los acuerdos deberán materializarse en reformas a leyes y otros cuerpos normativos y prioritariamente se deberá realizar el seguimiento correspondiente con el fin de evitar nuevos levantamientos indígenas que nada provechoso  generan  para el país.

En todo caso no deja de ser preocupante para el Ecuador que un grupo de ecuatorianos que representan el diez por ciento de la población, impongan sus criterios en temas tan importantes y estratégicos como la economía, educación, recursos naturales, minimizando o dejando por  fuera del diálogo nacional a las cámaras de la producción, comercio, agricultura, minería  y otras áreas  que coadyuvan a la generación de recursos para el país.

Si bien las negociaciones  con los sectores indígenas ha sido muy importante para permitirle al Gobierno y al país las  condiciones mínimas para desarrollar sus actividades económicas y sociales, no se debe perder de vista la importancia de coordinar esfuerzos con los sectores productivos para generar un verdadero diálogo nacional.

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