Ecuador más endeudado con crédito emergente

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Marcelo Mejía, analista económico de la localidad. (Foto cortesía) 
 

La emergencia sanitaria deja huellas imborrables en el campo económico y humano. Los reajustes presupuestarios, incremento del desempleo, préstamos internacionales para enfrentar la crisis y propuestas de aportes de los empleados del sector público y privado forman parte del panorama. Marcelo Mejía, analista económico de la localidad habla sobre el crédito emergente emitido por el Fondo Monetario Internacional (FMI) 

¿Hay conocimiento cabal de los créditos al país?

La situación económica que atraviesa el país se ha vuelto caótica, y eso significa que muy aparte de la pandemia que nos golpea este momento, la crisis se veía venir rápidamente en el campo económico sin que nadie haya considerado alternativas para enfrentarla. Una nueva deuda se nos viene por delante tras la aprobación del crédito de emergencia a Ecuador por 643 millones para afrontar la deficitaria situación que atraviesa la salud; sin embargo, el problema va más allá de la deuda; el problema es que una vez realizado el desembolso, la distribución (como siempre) será desconocida por los ecuatorianos; así como, también las condiciones de su aprobación.

¿Cómo pagar otra deuda más?

Debemos recordar que la emisión de bonos ha generado más interés y solo dilata la crónica de una muerte anunciada para un país que no dispone de recursos para el pago y que ahora ve el panorama de una recesión drástica con consecuencias devastadoras: cierre de empresas y probablemente más de 600 mil personas desempleadas y miles más subempleadas.

Adicional a este grave problema, las secuelas en el país serán a largo plazo y la credibilidad del Gobierno por los suelos. El incremento del riesgo país al alza, y un mercado petrolero inestable que no brinda rendimiento en el tiempo. 

¿La emergencia sanitaria es endosada al pueblo?

El escenario de restricción de liquidez por la emergencia sanitaria y la incertidumbre de los mercados solo ahoga la situación del país. Una salida temporal bajo una renegociación es poco probable y solo el alargamiento de los plazos de pago parece querer liberarnos de presiones por lo que resta del año. Las opciones como siempre, serán, endosarle el problema al bolsillo de los ecuatorianos mediante más carga impositiva ahora llamada contribución, la cual ya ni siquiera podrá cumplir las expectativas gubernamentales, porque ahora no se puede obtener de los ecuatorianos, dinero de un bolsillo roto. (I) 

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