DELIMITACIÓN MENTAL. / Guillermo Tapia Nicola

Columnistas, Opinión

El cerco, cada vez se hace más evidente y el país, de a poco va quedando como un lunar que patalea en un mar de voluptuosas amenazas y desesperados intentos por recuperar un espacio de ocupación total, en el que sobrevivan las mentalidades sumisas y se aprovechen las agresivas y violentas.

Esa mirada con sabor a totalitarismo, ya fue un ensayo nacional y sus coletazos, cuál si se tratase de un huracán desbordado, aún nos sacuden el alma.

Pero, los caprichos de aquellos que solo tienen una mirada en favor del antagonismo y la envidia, de aquellos que ven al país con la pupila ajena, porque la propia la mantienen inutilizada, y tienen en el mejor de los casos un ojo tuerto o cierran a propósito los párpados (para que no los vean), esos, son los peores personajes de la política costumbrista que, se desgañita en intentos por posicionar una falsa alternativa democrática, con chantajes, amenazas y repartos.

Un desgastado comunismo, sumado a un seudo socialismo, un indigenismo y un populismo, sin otro beneficio que no fuere su mezquino interés, no pueden de manera alguna, auto denominarse alternativa; y, menos tener el descaro de desafiar la credibilidad y la paciencia ciudadana.

Los años cargados de la historia que pretenden revivir, no los devolverá al paleolítico político en el que insisten en subsistir.

El mestizaje, es una evidencia que no necesariamente acompaña los ritos del cuerno, el bastón de mando o la represión con agua y ortiga como suponen y, mucho menos, la prepotencia del racismo y el odio que en ellos aflora como única expresión reivindicatoria, o como una forma retórica de afirmación de la retaguardia, en tanto la vanguardia, no supera su condición de plato compartido de sobremesa, del cual se contentan -o solo aspiran- a las migajas.

El enceguecido, se afianza en el horizonte balsero que no pierde de vista a la Florida o en el referente invasor de Ucrania, cuando no en el paraíso perdido del Orinoco, y mira al sur. Se solaza contando los adeptos de Sao Paulo y las nuevas adquisiciones. Hace votos por acceder a la tierra de Santander y parapetarse en coalición con los zares de la droga. Ese es su mundo y hacia él quiere inducirnos y conducirnos.

Si aquello se consolida, el cerco será una realidad y estaremos, en el corto plazo, rodeados del más despiadado e irracional propósito de aniquilación, e internamente, sin poder superar los estereotipos descabellados del egoísmo, presos entre las despiadadas garras de la avaricia y la miseria humana, que no termina de entender el rol que debe jugar en función del todo nacional.

Al final, volverán las oscuras golondrinas. Pero, no podemos permitirles que aniden en el balcón de la esperanza de un pueblo digno de otra suerte.

Nos necesitamos mutuamente para salir adelante.

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