Con y sin sentido / Mario Fernando Barona

Columnistas, Opinión



Tal y como se determina desde el feto lo que algún día será el color de los ojos, del pelo, la estatura, contextura y enfermedades a las que seríamos más proclives, entre otros, las convicciones ideológico-políticas que cada uno mantenemos y defendemos también tendrían una raíz genética, es decir que de alguna manera uno ya nacería de derechas o de izquierdas.

Por otro lado, sin ser científicos, el empirismo codeado con el sentido común nos permite comprobar fehacientemente que a veces algunos comportamientos humanos responden a sinsentidos o a conductas irracionales o ilógicas difíciles de entender y aceptar en primera instancia, pero con un análisis un poco más concienzudo, veremos que sorprendentemente esas mismas conductas sí tienen sentido. ¿Cómo es esto?

En estos días encontré por casualidad en Twitter a un muchachito mexicano de no más de unos 14 o 15 años que en su cuenta personal, en vez de compartir Tik Toks o memes -actividades propias de la pubertad- se dedica a “argumentar” las bondades del socialismo y las taras del capitalismo grabando videos con el fondo de su habitación completamente empapelado de fotos, panfletos y consignas revolucionarias de izquierda. No tiene sentido, dije, que prácticamente un niño inquiera con tanta vehemencia temas tan ásperos para su edad, deduje entonces que posiblemente esa conducta debe responder a alguna tendencia genética (claro, de izquierda en este caso); luego confirmé mi hipótesis con una pequeña dosis de sentido común y pensé que es ese justamente el socialismo: -verborrea, teoría, ilusión, y cero práctica-, por lo que obviamente esos tres elementos seducen fácilmente sobre todo a mentes infantiles, entonces, claro, ahora ya tiene mucho sentido.

Igual, en primera instancia, tampoco encontré lógica ni sentido que un tipo como Rafael Correa, prófugo de la justicia, con dos instancias condenatorias por peculado (y ahora con sentencia ejecutoriada, la primera de varias) quiera a la fuerza candidatizarse a las próximas elecciones vía telemática, cuando no debería por honestidad y respeto propios, y además que es obligación hacerlo de forma “personalísima” como manda la Ley impuesta por él mismo en el 2012; luego recordé que este tipo de abusos, arbitrariedades, ilegalidades y corruptela que lideró durante diez años mientras era presidente, debieron tener un origen psico-patológico muy serio producto de algún trauma en su niñez llegando a alterar, quien sabe, incluso sus genes, entonces concluí que sí, que tiene mucho sentido y lógica esa conducta propia de un hombre altamente resentido, acomplejado y de paso socialista.

En ocasiones no hace falta ser genetista para deducir algunos comportamientos humanos, basta con mirar su contexto y lamentar su desdicha. (O)

mariofernandobarona@gmail.com

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