Comercio informal persiste junto al Mayorista

Carrusel, Ciudad

El sector aledaño al Mercado Mayorista de Ambato continúa lidiando con la presencia de puestos improvisados que ofrecen productos no perecibles, como frutas y verduras. Aunque se ha notado una leve disminución en el número de vendedores informales, el problema persiste, concentrándose principalmente en la Avenida El Cóndor.

Este fenómeno se observa tanto en la vereda contigua a las instalaciones del mercado como en el frente, generando un conflicto de larga data que afecta la dinámica comercial de la ciudad. La ocupación de estos espacios públicos obstruye el tránsito peatonal y vehicular, además de generar desorden.

La preocupación central de esta situación radica en la competencia desleal que se genera hacia los comerciantes formales. Aquellos vendedores que operan dentro del Mercado Mayorista deben cumplir con el pago de impuestos, tasas y arriendos, un costo operativo que el comercio informal evade.

Los puestos improvisados ofrecen una variedad de productos agrícolas, compitiendo directamente con los productos que se venden en los pabellones internos. Esta diferencia en la carga tributaria y de costos permite a los informales manejar precios distintos, lo que distorsiona el mercado.

A pesar de los esfuerzos y operativos realizados por las autoridades municipales en meses anteriores, la informalidad ha demostrado ser un desafío persistente. Los vendedores suelen reubicarse temporalmente o esperar el repliegue de los controles para retomar sus actividades en las zonas de mayor afluencia.

Según comerciantes formales, esta situación impacta directamente en sus ingresos y pone en riesgo la inversión que han realizado en sus negocios. Ellos instan a las autoridades a mantener una vigilancia constante y aplicar medidas más rigurosas para garantizar la equidad comercial.

Si bien la baja en la informalidad es notoria en comparación con picos anteriores, la presencia continua de estos puestos requiere una estrategia integral que no solo se enfoque en el control, sino también en alternativas de reubicación y formalización para los vendedores.

La solución definitiva a este problema no solo beneficiaría a los comerciantes formales, sino que también contribuiría al ordenamiento urbano y a la mejora de la imagen del principal centro de abastos de la provincia. Es un reto que requiere coordinación y constancia entre las entidades de control y la participación ciudadana. (I)

Deja una respuesta