Cambios necesarios en democracia / Mario Fernando Barona

Columnistas, Opinión

No cabe duda que el único y más eficaz antídoto contra el populismo, la corrupción política, así como contra la baratija de ofertas y el engaño electoral, es la educación del pueblo. Un pueblo educado es un pueblo libre que no se deja sorprender por charlatanes demagogos de exquisito verbo, ojo claro y linda sonrisa.

Escribo sin conocer ningún resultado preliminar de los comicios del pasado domingo. Espero, sin embargo, que hayamos demostrado ser un pueblo más libre, más educado, menos sometido y menos influenciable. En resumen, espero que hayamos escogido bien a nuestros representantes.

Pero este proceso es largo y tortuoso, por lo que es imperioso que, mientras tanto, el Estado implemente otras alternativas inmediatas para evitar darle chance a los politiqueros que con cinismo y descaro quieren seguirse aprovechando de un pueblo incauto.

El economista Jorge Rodríguez, presidente de la Comisión Nacional Anticorrupción, escribió hace algunos días en las redes sociales lo siguiente: “Democracia y voto obligatorio. Cambios necesarios: – Volver a 3 poderes del Estado; – Organizaciones políticas sólo nacionales; – Eliminar método d’Hont; – Eliminar voto obligatorio; – Eliminar fondo partidista; – Muerte civil; – Castigar camisetazos.” Creo que es hora de dar impulso sin dilación a estas propuestas. 

La democracia en un país no debe prestarse a caprichos o triquiñuelas, deben retomarse, como siempre ha sido, los tres poderes del Estado, no más. 

Los más de ochenta mil candidatos a nivel nacional fueron producto en gran medida de la proliferación desmedida de movimientos y agrupaciones políticas locales, la idea del auspicio local únicamente desde los partidos nacionales, resulta bastante interesante.

El famoso método d’Hont ha sido usado por la corruptela de turno para acomodarlo de acuerdo a las circunstancias electorales del momento. Es el sistema de conteo y asignación de escaños que se presta a mayores distorsiones.

La obligación en acudir a las urnas es también un arma muy poderosa que beneficia a los populistas. Van obligados, pero no siempre preparados.

Eliminar el fondo partidista y usar ese dinero en un control más minucioso y detallado del gasto electoral, parece también una buena idea.

La muerte civil a los corruptos no requiere de ningún comentario aclaratorio; pero sí, el jugar con la ideología partidista (van de elección en elección de izquierda a derecha y viceversa) esa falta de convicción política debería ser sancionada. (O)

Mail: mariofernandobarona@gmail.com

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