Buenos Aires / Rodrigo Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión


La Merced de Buenos Aires, una pequeña parroquia de Imbabura, es el nuevo escenario de un problema para las autoridades. En 2107 fue descubierto un yacimiento de oro en este sector. El número de buscadores del metal precioso y los negocios anexos a este oficio se han multiplicado hasta saturar el pacífico pueblo.

La evolución humana es el proceso de adaptación y aprovechamiento del medio ambiente. En primera instancia, los materiales extraídos del suelo sirvieron para la supervivencia, es decir, la caza y la guerra, después fueron objetos ornamentales. Paulatinamente, ciertos minerales determinaron el progreso social y económico de las civilizaciones.

En el Ecuador, la minería se remonta a la cultura Valdivia (3500 a.C.). Posteriormente, los grupos Machalilla y Chorrera intensificaron esta actividad, que nunca dejó de ser próspera, al punto de cautivar la mira de los colonos llegados de España tras la conquista. Sin embargo, el trabajo carecía de todo orden.

La primera normativa apareció recién en 1829. Bolívar, promulgó el «Reglamento sobre Minas para la Gran Colombia», declarando la república como única propietaria de las riquezas del suelo. A partir de esta fecha, nuevas leyes vieron la luz. La más reciente fue promulgada después que la Constitución del 2008 señaló a la naturaleza como un sujeto de derechos.

El conflicto de moda, a decir de las autoridades, se presenta porque la minería ilegal “causa daños y perjuicios incalculables en el ambiente, la economía y en la propia industria minera ecuatoriana”. Entre otras cosas, porque no paga impuestos y no afilia a los trabajadores.

El presidente Moreno, declaró un estado de excepción y más de mil policías y militares, acompañados de varios fiscales, están en el sector. Las cifras señalan que cerca de 12 mil personas entre ecuatorianos, colombianos y venezolanos han sido desalojados; y se conoce que aún debe ser intervenida la zona más conflictiva, donde imperan grupos armados.

Las actividades ilegales deben ser controladas y sus autores sancionados. Esto no tiene discusión. Vivimos en un Estado de derecho. No obstante, la situación económica del país, la migración, la falta de empleo y muchos otros factores harán que aparezcan “Buenos Aires” en otras provincias. También hoy, como en la prehistoria, para muchas personas en el mundo, la extracción de minerales sigue siendo un asunto de supervivencia. (O)

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