Boccaccio y Camus / Luis Fernando Torres

Columnistas, Opinión

Dos obras maestras están entre las más leídas durante la pandemia. Decameron y La Peste. Inclusive, para ilustrar el posible comportamiento humano cuando la pandemia termine, Landon Y. Jones, en un soberbio artículo publicado en la WSJ, advierte que en el relato de Camus aparecen los habitantes de la ciudad de Oran completamente desconcertados, con la idea que la enfermedad ha abandonado el pueblo después de haber alcanzado sus objetivos.

Giovani Boccaccio escribió el Decameron, por 1353, luego de haber sido testigo del efecto devastador de la peste negra en Florencia, en 1348.

Albert Camus, por su parte, escribió La Peste, en 1947, recreando los comportamientos humanos en la ciudad de Oran, en Algeria, frente a la peste.

Si bien las pestes de Florencia y Orán se parecen en sus efectos dañinos sobre la salud y el ánimo de sus habitantes, las dos obras tienen una proyección diferente. Camus resalta el papel del bondadoso doctor Rieux y la decencia común de la gente para luchar contra la plaga. Boccaccio se aleja de los héroes y del esfuerzo colectivo.

Su objetivo es el de presentar las grandes ideas y actitudes individuales en las pandemias, desplegadas por 7 mujeres y 3 hombres de la sociedad florentina que abandonan Florencia en búsqueda del campo y del aire fresco.

En 10 días de trabajo (lo que significa Decameron), los 10 florentinos se dedican a pasear por el campo, degustar exquisitos platos y contar, cada día, historias de una imaginación incomparable, con la finalidad de distraerse intelectualmente sobre la base de grandes pensamientos. 

Las dos obras presentan los diferentes comportamientos de la gente en una pandemia, imaginada desde la formidable capacidad creativa de sus autores. Lo que sucedió en esas dos ciudades, no es lo que aparece escrito. Pero es lo que está latente en la actitud humana desbordada por el miedo o colmada de tranquilidad. (O)

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