Apuntes sobre pensamiento político moderno. 2019 / Pedro Reino Garcés

Columnistas, Opinión


Sin embargo de opinar que el pensamiento político moderno enraíza sus conceptos en el siglo XVII, Michel Foucault (Del gobierno de los vivos, 2014) se apoya en estudiosos predecesores como Botero, quien a su tiempo escribió: “Estado es una firme dominación sobre los pueblos y la razón de Estado es el conocimiento de los medios idóneos para fundar, conservar y ampliar dicha dominación y señorío” Giovanni Botero, /Della Ragion di Stato libri dieci…1589). Lo estamos sintiendo. Lo estamos viviendo de modo perfeccionado. Según su opinión, Botero  “fue el primero o uno de los primeros  en formular de manera más sistemática el principio de razón de Estado”.

Pero es interesante para no perdernos en las redes de estas estructuras democráticas, y más bien dicho, burocráticas, tener en cuenta los principios de Saint-Simon, autor de El Sistema industrial, y del Catecismo de los Industriales (1823-1824): “En el estado actual de las luces, la nación ya no necesita ser gobernada ; necesita ser administrada  al costo más bajo posible. Ahora bien, solo en la industria se puede aprender a administrar a bajo costo”. Frente a esto Foucault dice sobre los especializados que las especializaciones  constituyen “un dominio que no es exactamente lo propio de la política, sino que definen más bien un conjunto de cosas y de relaciones que, en todo caso, deben imponerse a la política.”

Como el pensamiento humano en estos campos siempre es “calculador”, digamos entre nosotros en términos de intereses (que pueden ser y lo son: empresarial-económicos) “si todo el mundo supiera todo sobre la sociedad en que vive, el gobierno simplemente ya no podría gobernar y se produciría de inmediato una revolución”.  Este párrafo nos da a entender muy claramente que todo gobierno ejerce su poder sobre la ignorancia y la impotencia de los demás. Los gobernantes se creen dueños de la verdad, y la imponen bajo la premisa de menosprecio a sus propios electores. El más listo termina de representante de los ineptos. En nuestros procesos democráticos siempre elegimos a los peores. Ahora la alternabilidad también resulta un desencanto; por ello el patriarcalismo político propicia la permanencia en el poder más que en la coherencia de principios. Así las cosas, no es que nos falten líderes. Nos hace falta superación de las masas. El recuento histórico de las administraciones anteriores debe ser parte de una formación cívica educativa, y no parte de los procesos proselitistas de enfrentamiento partidista. “Tomemos conciencia de lo que es la sociedad en la cual vivimos…tomemos conciencia de los mecanismos de la explotación y la dominación, y de resultas, el gobierno caerá”, cree Foucault.

Un tercer aspecto en este comentario es el terror. El autor al que nos estamos refiriendo indica que el terror es el que deja inmóvil a la verdad y moviliza la mentira. No solamente estamos hablando de difusión de lo que “dice” el Estado por medio de sus portavoces ejecutivo, legislativo y judicial. Es en estas tres cunas donde nacen los trillizos de la misma paternidad donde se engendran las mentiras. ¿Han visto qué leyes nos están fabricando estos engendradores de Patria? ¿Han sentido el terror fabricado desde el poder de los miedos invocados en nombre de la verdad? ¿Con cuánto de verdad y coherencia actúa un ejecutivo edípico que ni siquiera busca a su propia madre engendradora para purgar su culpa? Los estados modernos, trajeron en su núcleo el germen del terror, según Foucault, porque la verdad no les interesa, y debe ser enredada en la manipulación pública. (O)

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