Al rescate de la economía / Ec. Mg. Diego Proaño PhD (c)

Columnistas, Opinión


Atravesando los momentos más críticos de la pandemia, tratando de sustentar la emergencia sanitaria con fondos de todo lado, trasferencias de cuentas del presupuesto estatal, donaciones, créditos externos, ayuda internacional, de todo, con el fin de aplastar la curva ascendente de contagios, el segundo problema colectivo es la economía personal, familiar, empresarial y gubernamental, por ello las acciones que el régimen tome al respecto para salir al rescate económico del país, son muy importantes. Otras naciones con presupuestos propios, fondos de contingencia, reservas o con estrategias publico privadas, están anunciando medidas de inyección de dinero en sus economías y así mitigar los efectos del COVID 19.

En nuestro caso, el problema es que el corona virus nos encontró con tremendo endeudamiento, iliquidez en la caja fiscal, año pre electoral, juicios, corrupción, impunidad, bloqueos, entre otras plagas más y eso está dificultando más, tomar las medidas necesarias en el campo económico. En estas circunstancias se requiere cuidar que no se destruyan los empleos existentes, que la gente cobre sueldos y tenga dinero para cubrir las necesidades urgentes, compra de medicinas, alimentos, pero también de lo que vendrá en el post COVID 19, para ello se requiere ayudar a las empresas, emprendedores, autónomos e informales, que no haya cierres, quiebras ni liquidaciones. En este contexto y dado que la estructura productiva de Ecuador está concentrada en micro, pequeñas empresas, emprendedores y trabajadores autónomos e informales, que representan el 85% del aparato productivo, la mediana empresa el 10% y la gran empresa apenas el 5%, entonces la cosa se vuelve cuesta arriba.

Sería ideal la ayuda a todos, empero ante recursos gubernamentales limitados solo esperanzados en más endeudamiento, se debe dar prioridad a quienes más necesitan que son ese 85% de agentes productivos, que puedan tener liquidez para pagar salarios y proveedores y así evitar cierren sus negocios o envíen a la desocupación a sus trabajadores, por ello el esfuerzo del gobierno debe apuntar a su rescate, vía créditos extremadamente flexibles, asistencia tributaria, en seguridad social y en el caso de personas naturales sin relación de dependencia hasta con bonos, así se podría evitar un  impacto tan negativo en estos sectores. Por otro lado, este no es el momento de tocar el bolsillo de las familias ecuatorianas con reducciones salarias, tributos, aportaciones extras, contribuciones u otra forma que signifique sacarles dinero de las familias, porque se caerá su capacidad de consumo, tan necesario en estos instantes.

Las medianas empresas tienen algún colchón financiero y podrían sostener esta paralización con créditos bancarios, sobregiros o re negociación con sus proveedores, hasta que la situación vaya mejorando y la gran empresa tiene sus propios capitales, sus accionistas aportantes, inversionistas, líneas de crédito nacional y algunas hasta internacional, por lo que a estos dos grupos empresariales a pesar que tendrán impacto negativo en sus finanzas por el COVID, sin embargo será menor respecto al grupo anterior. Por ello es fundamental que el gobierno mantenga líneas de créditos emergentes abiertas por parte de los organismos internacionales, gobiernos y hasta banca de inversión internacional, para con recursos en mano, pueda tomar mejores decisiones.


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