El negocio familiar “es el camino”

Columnistas, Opinión

Ante la falta de oportunidades laborales en el sector privado y público, a los ciudadanos no nos queda otra opción que formar microempresas para generar recursos económicos y poder llevar el pan a nuestra mesa.

Podemos presentarnos de manera personal, con amigos, ex compañeros de trabajo, incluso con ex jefes, el único objeto es formar negocios; dependiendo las circunstancias, también nos reunimos con nuestra propia familia e iniciamos la aventura empresarial, sin que nos demos cuenta algunos errores que cometemos, lo que obliga al cierre o pérdida del negocio, por la falta de comunicación desde un inicio.

Partamos de un dicho que pongo en práctica en mi propia casa, “en negocios no hay sentimentalismo”, un cosa es que apoye a mi  familia porque tienen una cierta necesidad y otra es que les incluya en el rol de pagos sin que hagan presencia laboral.

El aporte inicial sin duda alguna viene del sostén de la familia, que por lo general es el padre, luego al ver que la unidad productiva crece, ingresan a laborar el cónyuge y los hijos, cometiendo un primer grave error, “darles funciones” que no son útiles solo con el pretexto de que son nuestros hijos y deben tener un ingreso económico.

En otros casos, los explotamos  de forma insensata y no les pagamos un salario, con el pretexto de que les mantenemos en casa, les damos un techo donde pernoctar y les brindamos el pan de cada día. 

Lo lógico en estos casos es ver el aporte individual de cada uno de los familiares, ya sea en ventas, procesos productivos, atención al cliente, conocimiento tecnológico, etc; en cada caso debemos establecer un porcentaje de participación o un sueldo  mensual que recibirá cada uno de los trabajadores de la microempresa, al margen que se trate de un familiar o un extraño, pero también puede darse el caso que realizaron un aporte económico por lo cual deben obtener un rédito, dependiendo de las ventas anuales o periódicas y por otro lado podemos tener el sentimentalismo paternal, en el cual no importa el aporte de la familia, “yo como soy el dueño les entregaré un valor económico a todos mis hijos y los tendré presente en mi legado”, sin embargo puedo recomendar que el camino viable de la participación en la empresa creada, se encuentra en proporción al apoyo recibido, en una etapa determinada. (O)

Deja una respuesta