De regreso a las aulas

El cierre de un ciclo de descanso y el inicio de un nuevo año escolar en la sierra y la amazonía, las vacaciones más que un receso, representaron un tiempo valioso para la reconexión familiar, el juego libre y la exploración personal de niños y jóvenes. Pero esas horas llegaron a su fin. Y el retorno a las aulas no debe verse como el final de la diversión, si no como la continuación del conocimiento ya refrescados tanto física como intelectualmente los estudiantes se preparan para un nuevo desafío, ayudados por los padres de familia que de la nostalgia vacacional pasan al entusiasmo académico.
En este nuevo año existen valiosos elementos de conexión que deben ser empleados en aras a la inclusión. La educación y la salud son derechos universales consagrados en la Constitución. Negarlos a propios y extraños no solo es una ilegalidad sino un acto de barbarie. Ecuador no es un país rico, pero siempre se distingue por su solidaridad; para este nuevo año lectivo el Plan Nacional de Prevención de Riesgos Psicosociales a identificado riesgos como es prevenir, la violencia física, psicológica, sexual, digital, acoso escolar, trabajo infantil, suicidio, embarazos, así como el consumo de drogas, todo esto con el afán de prevenir males, con el fin de guiarlos a los jóvenes a ser mejores personas con alto índice intelectual, el inicio de clases debe ser una oportunidad para reflexionar sobre el papel que juega la educación en la transformación social. No se trata sólo de entregar uniformes o cuadernos, si no construir entornos seguros, inclusivos y con igualdad de condiciones para todos los estudiantes, en un país que enfrenta desafíos económicos, sociales y de seguridad; invertir en educación siempre será salir del subdesarrollo, el regreso a clases en la Sierra y la Amazonía no puede convertirse en un acto simbólico, tampoco con los discursos de las autoridades mientras ellos destacan, lo lindo y exitoso de su gestión para que los alumnos comiencen clases con todo lo necesario, las carencias abundan en la práctica.
Con la suerte echada, no queda más que esperar que se cumplan los ofrecimientos del Gobierno, al menos en lo que más preocupa a todos, que es la seguridad. Es fundamental garantizar que los estudiantes puedan aprender dentro y fuera de las aulas sin que éstas se conviertan en centros de distribución de drogas y que tampoco el acoso tenga cabida en el espacio escolar. (O)