¿Y MIENTRAS TANTO? / Econ. Diego Proaño Córdova

Columnistas, Opinión

Nuestro país se ha convertido en el lugar de las largas esperas. Los ecuatorianos estamos por muchos años esperando los ofrecimientos de todos los presidentes en reducir la pobreza, la extrema pobreza, el desempleo y el subempleo. De contrarrestar la inseguridad ciudadana, de mejorar los servicios públicos nacionales, regionales, provinciales, cantonales y parroquiales. De optimizar los recursos del sector publico para que lleguen a mejorar las condiciones de vida de la mayoría de los connacionales, de generación de empleo adecuado, de oportunidades para inversión local, nacional y extranjera, de reducción del riesgo país, de mayor producción petrolera, de incrementar las exportaciones y la inversión.

Seguimos con excesiva paciencia esperando una reconciliación entre ejecutivo y legislativo que permita una mayor gobernabilidad. Estamos a la espera que la función judicial actúe con la premisa del caso y con total mano dura cuando así se requiera frente a la corrupción y la delincuencia. Estamos esperando que el Consejo de Participación Ciudadana sea un organismo muy representativo del ciudadano común, no de los partidos políticos y que seleccione los mejores perfiles en las dignidades importantes a su cargo. Que las acusaciones que se hacen a ciertos asambleístas, jueces, ministros y funcionarios públicos se aclaren por el bien popular, que lo que se manifiesta en temas de corrupción se aclare, investigue, se castigue a los culpables.

Que se mitigue la evasión, elusión tributaria, el contrabando, la viveza criolla, la estafa, el testaferrismo, la usura, el anatocismo, el compadrazgo, el amiguismo y todo lo que este causando daño a la moral, la ética y al civismo tan venidos a menos. No es posible que se dilate tanto en tramites sencillos para emprendedores, en sentencias severas de jueces, en toma de decisiones para mejorar la economía del país, en cambiar a funcionarios no aptos para el cargo, en mejorar leyes, decretos, acuerdos ministeriales, ordenanzas, normativas, etc. No se puede seguir siendo simples observadores de la lentitud con que se desarrollan las cosas en Ecuador, seguir soportando a malos funcionarios públicos y privados, porque como dicen los norteamericanos “time is money”, en verdad se pierden millones de dólares por todos estos eventos no realizados a tiempo, otros tantos efectuados tarde u otros mal hechos. La pregunta final en todo esto es, hasta que lo descrito se mejore, que los cambios positivos se vean, que se cambie el chip, que se aplique el refrán de ‘hasta las últimas consecuencia”. Que hacer mientras tanto.

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