Vitrales que revelan la vida de Jesús

Interculturalidad
Entre los vitrales hermosamente diseñados está la escena de la Pasión de Cristo. (Foto El Heraldo)

En la magnífica Basílica de la Virgen del Cisne en Loja, yacen los vitrales que revelan pasajes de la vida de Jesús, siendo su colorido y diseño armonioso motivo de recogimiento y profunda meditación, ya que el Creador murió por salvar al mundo de los pecados.

Al ingresar al templo de enormes proporciones, los vitrales a más de brindar su colorido, belleza y luminosidad dan cuenta de varias escenas bíblicas, como es el momento en que Jesús es bajado de la cruz por los discípulos hasta ponerlos en las manos de su madre María, siendo este el espacio para la recordación de la Pasión de Jesús.

En otra de las gigantescas escenas contenidas en vitrales está la coronación de la Virgen Santísima como Reina y Madre de todo lo creado. Conforme se avanza al interior de la basílica está el vitral que recrea la asunción de la Virgen María a los cielos.

Al llegar al altar mayor se encuentra en el centro la figura  la ‘Churonita’ como cariñosamente la  reconocen los fieles y peregrinos que llegan para agradecerle por los favores recibidos y también para fortalecer la fe y pedir su protección.

Antes o después de las liturgias era usual que los peregrinos pudieran llegar hacia la imagen de la Virgen por detrás del presbiterio del altar mayor, donde están varias gradas de ascenso y de descenso, explicó el sacerdote Gonzalo González. 

Por la pandemia aún están cerradas iglesias, templos, basílicas al público, pero se mantiene intacto el amor y fervor hacia la Virgen del Cisne por ser la guardiana y protectora de  este sector que lleva su nombre y también de todo el país  y fuera de él, ya que su sola presencia atrae a miles cada año.

Se recuerda que la basílica se construyó en 1934 con estilo neogótico en la cúspide de la escarpada montaña, donde las pequeñas construcciones de los lugareños contrasta con esta gigantesca infraestructura. Allí es el hogar de la virgen tallada en  cedro al finalizar el siglo XVI por Diego de Robles.

La visita cada vez más frecuente de los feligreses es característico en julio de cada año hasta llegar al mes de agosto donde miles se hacen presente de generación en generación. Se aspira que la pandemia pase pronto para que las familias puedan nuevamente llegar a los pies de la ‘Churonita’. (I) 

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