VÍA CRUCIS CON AEROREGIONAL / Mario Fernando Barona

Columnistas, Opinión

Junto con mi esposa volamos a la ciudad de Loja el 11 de agosto en AEROREGIONAL, la única línea aérea que vuela a diario a esa ciudad. El vía crucis comenzó el domingo 14, día de retorno a Quito en el vuelo de las 13:30, cuando al llegar al aeropuerto Ciudad de Catamayo (ubicado a casi una hora de Loja) con las reservas confirmadas y el tiempo suficiente para hacer el check-in, el personal de la aerolínea nos anunció a quienes aún estuvimos encolumnados en la ventanilla del counter que “es probable que nosotros (cerca de treinta personas) ya no podamos volar porque las condiciones meteorológicas (vientos cruzados que suelen ser frecuentes en ese aeropuerto) no garantizan un decolaje seguro si el avión va lleno”.

Luego de una angustiosa espera de más de una hora efectivamente el avión despegó únicamente con las primeras personas chequeadas, y al resto, simple y llanamente no nos ofrecieron ninguna solución, abandonándonos por completo a nuestra suerte. En estos casos con otras aerolíneas los pasajeros tienen estadía gratuita y varias compensaciones, pero con AEROREGIONAL, absolutamente nada. No faltó quien los increpó de irresponsables por hacer de esta una práctica frecuente.

Al ser feriado los vuelos con esa única aerolínea estaban llenos incluso hasta el martes y según conocimos, tampoco había buses libres para viajar por tierra. Nuestra única opción era que nos dieran prioridad en el último vuelo de las 17:30 de ese mismo día, pero también estaba lleno; nos ofrecieron, como gran solución, ponernos en lista de espera a ver si treinta pasajeros de aquel vuelo no se presentaban. Sí, parece chiste, pero esa fue su ‘graciosa’ salida.

Como era de esperarse, los ánimos se caldearon y la tensión en los counters desbordó, por lo que se vieron obligados a chequearnos, y según sé, solo quienes estuvimos primeros recibimos el pase a bordo, pero la pesadilla aún estaba lejos de terminar. Una vez en el avión ubicados en los asientos correspondientes, los minutos pasaban y el aparato no se movía. En un momento dado, una voz por el micrófono anunció que no podrán despegar por las razones ya conocidas y que era necesario que abandonen la nave dieciséis personas, sí, así como lo escucha. Leyeron sus nombres de corrido (los nuestros no constaban) y como era de esperarse nadie salió a excepción únicamente de dos personas. Después de largos minutos y al ver que nadie más abandonaba la nave, decidieron eliminar carga, lo cual me lleva a preguntar ¿por qué no lo hicieron desde un principio?

Llegamos a Quito con casi cinco horas de retraso y con esa supuesta ‘carga eliminada’ pesando una tonelada de sentimientos encontrados sobre nuestros hombros.

Dejo constancia de la irresponsable, arbitraria e irrespetuosa actitud de AEROREGIONAL porque si sabían de antemano que esas condiciones de vientos son usuales en Loja, no deberían vender la capacidad completa del avión. Ojalá alguna autoridad revise y sancione este tipo de atropellos.

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