Ventas autónomas incrementan en el centro

Ciudad

Las ventas informales se apoderan de las calles principales de la ciudad. (Foto El Heraldo)

Cuando los ambateños pensaron que el informalismo o el comercio autónomo se había detenido y controlado por las autoridades, el problema no se ha visto mermado y continúa con más fuerza, según criterio de moradores de las calles Tomás Sevilla, Juan B. Vela y Cevallos.

En un recorrido realizado por los alrededores del Mercado Modelo, el informalismo se ha tomado nuevamente las aceras que son de uso peatonal; mientras que, las ventas dentro del centro de acopio se han detenido, ante la falta de vendedores y compradores, quienes en su mayoría prefieren llevarse lo que está al “paso”, sin tomar las medidas de bioseguridad, especialmente en esta pandemia.

Similar situación ocurre en la calle Tomás Sevilla hasta llegar a la Plaza Primero de Mayo. Los vendedores utilizan las ceras como zona de “bodega”, mientras sus ventas las realizan a lo largo de la vía principal.

Según registros del Municipio de Ambato, en la ciudad existirían aproximadamente tres mil comerciantes irregulares, quienes tienen a disposición la utilización de locales y puestos en los distintos centros de comercio.

“Esto es incontrolable. Parecía que las ventas se iban a ordenar, pero nunca pasó esto. Los controles ya no se aplican y los policías Municipales solo se ubican en las esquinas a conversar con las vendedoras”, dijo Paúl Gómez, morador de la calle Tomás Sevilla y Cevallos.

Por su parte, Gloria Martínez, moradora de la avenida Cevallos y Maldonado, aseguró que las ventas informales de ropa y calzado aparecen a partir de las 19:00 horas. “Los operativos ya no existen. Todos hacen lo que quieren”, señaló.

Esta situación mantiene vigilantes a los vendedores regulados, especialmente del Centro Comercial Ferroviario y de calzado ‘Juan Cajas’. Todos están cansados del  informalismo.

Por reiteradas ocasiones han solicitado el control a las autoridades, pero ahora se ven en la necesidad de salir a las calles e invadir las aceras con la venta de su mercadería.

“Nadie nos escucha. Se dejen amedrentar por los vendedores informales, que en su mayoría son extranjeros. Queremos que haya respeto y orden”, dijo Clemencia Ortiz, comerciante. (I)

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