UNIDAD EN MEDIO DE LA DIVERSIDAD / Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión

Después de los graves acontecimientos que ha vivido el país, una vez más nos encontramos ante la pregunta sobre cómo resolver los grandes problemas que aquejan a nuestra nación.

Es probable que mucha gente piense que el tema económico es lo fundamental cuando se trata de la realidad nacional, otros dirán que la distribución equitativa de los recursos constituye la clave de solución, habrá quienes hablen de la educación y de volver nuestra mirada al campo o al turismo. En fin, seguramente, propuestas no faltarán.

Sin duda, cualquiera de los temas arriba señalados es esencial cuando se habla de solucionar la difícil situación nacional, ninguno de ellos alcanzará la meta anhelada si previamente no trabajamos en la unidad nacional.

Esto se debe al hecho de que cada uno de esos ámbitos tienen ciertamente una gran importancia, pero ninguno de ellos logra por sí mismo estructurar un conjunto armónico de realidades diversas como las que caracterizan al Ecuador.    

Es curioso pero el mismo nombre de nuestro país conlleva en sus letras, la palabra “acuerdo” y quizás ahí está la clave de nuestro futuro. Tenemos que volver a unificar a nuestra nación y para ello hace falta redescubrir aquellos elementos que nos identifican y constituyen nuestra propia esencia. Es necesario llevar esto a una reflexión a todo nivel.

Si buscamos en el diccionario de la Real Academia, encontraremos que la palabra «unificar» procede del latín «unus» y «facere», es decir: hacer uno, para lo cual hace falta reunir varias partes diferentes, pero hacerlo de manera coherente, conjugándolas de modo de lograr una unidad armónica y homogénea.

La unificación es un acto de acercamiento de los actores que participan de una misma realidad, es lograr una conexión de tal forma que los sectores involucrados no sigan caminos diversos, lo cual no está mal en sí mismo, sino que el problema es que esa condición nos lleve a estar divididos, desunidos y peor aún, contrapuestos.

La unidad de una nación pasa por un propósito sincero de lograr la unificación gracias a la diversidad. Se trata de dar muestras de querer la unidad, de expresar un gesto positivo hacia el gran objetivo, pues caso contrario nos tocará vivir en un perpetuo caos y enfrentamientos, en el cual sería muy difícil encontrar sentido y razón de un país que necesita caminar firmemente hacia el futuro.

Es momento de dejar de lado la desconfianza mutua, pues ello nos llevará a alejarnos unos con otros. Lamentablemente todavía prima ese sentido de “separatividad” como una enfermedad social que se abre camino sobre nuestro presente histórico.

Es este sentimiento el que está detrás de la lucha entre facciones, las cuales cada vez se hacen más pequeñas, hasta llegar al enfrentamiento de un individuo con otro. Es esto lo que se vive principalmente en el ambiente político, pero también en lo cultural, religioso, social y familiar.

Si no logramos la unidad nacional, será imposible pensar en un mejor futuro.

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