Una parálisis repentina / Klever Silva Zaldumbide

Columnistas, Opinión

Uno de los desórdenes más comunes en Neurología que afecta a hombres y mujeres por igual, normalmente entre los 15 y los 60 años es la Parálisis Facial Periférica a «Frigore», también conocida como Parálisis de Bell.

Esta enfermedad es una afección frecuente, consiste en una parálisis aguda unilateral del nervio Facial precedida generalmente por un dolor de tipo neurálgico a nivel del oído del mismo lado el día en que dicho trastorno se instala, a veces también completamente indolora, aunque la hemicara es descrita como «acartonada» o «dormida». La secreción lagrimal está trastornada en la mayoría de los pacientes, existe pérdida de sensibilidad en la cara, babeo, pérdida del sentido del gusto en las 2/3 partes anteriores de la lengua, incapacidad de cerrar el ojo del lado afectado y del parpadeo. A veces lo notan antes los demás que el propio enfermo. La disminución de la fuerza de los músculos es, por lo general, completa al instalarse la enfermedad.

La causa de la Parálisis Facial, es aún motivo de disputa, y por lo tanto su etiología es desconocida. Se cree que es provocado por un virus que, acompañado de varios factores predisponentes o desencadenantes (cambios bruscos de temperatura, shocks emocionales, etc.) se produce un edema importante del nervio y congestión venosa en el conducto facial. Reviste importancia la predisposición genética y la frecuencia del padecimiento a nivel familiar.

La recuperación comienza dentro de un período de un par de semanas y alcanza el máximo en seis meses. Cuando la denervación es completa el inicio de la recuperación se retrasa unos dos meses y alcanza su máximo a los 6 meses o más. En un 15% de los casos la evolución se ve complicada por secuelas como hemiespasmo facial postparalítico, caracterizado por una mezcla de paresia persistente, de contractura que tiende durante el reposo a borrar la asimetría facial o aún invertirla, por contracciones anormales que ocurren durante la movilización de la cara, y que se atribuye a «errores» de dirección durante la remielinización de las fibras nerviosas, así se puede apreciar que, cuando el paciente intenta esbozar una sonrisa, se produce lagrimeo «fenómeno de lágrimas de cocodrilo».

Es recomendable como parte del tratamiento para la parálisis facial de Bell proteger el ojo de la sequedad durante la noche, aplicación de gotas en los ojos durante el día, complejo vitamínico “B”, medicamentos para reducir la inflamación, facilitar y mejorar la remielinización y analgésicos para aliviar el dolor según el caso.

Importante saber que existen varios tipos de parálisis facial dependiendo de en qué parte del trayecto del nervio facial fue la afectación, así no generalizamos para evitar que los familiares ofrezcan recomendaciones erróneas.

No existe un tratamiento medicamentoso específico por tanto el paciente requiere tratamiento multidisciplinario con fisioterapia y acupuntura, moxibustión y/o Electroacupuntura según el tipo de parálisis. Las amplias ventajas que brinda el tratamiento con Acupuntura son: acortar la evolución de la enfermedad, minimizar las secuelas al punto de una recuperación estética casi completa, y finalmente puede no requerir de ningún tratamiento adicional. (O)

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