Terremoto (5 de agosto de 1949): Noticias sobre Pelileo / Jéssica Torres Lescano

Columnistas, Opinión

¿Qué sucede cuando una crisis irrumpe la cotidianeidad? ¿Cómo reacciona la población ante un evento? Esta es la primera de cuatro entregas que abordarán el terremoto del 5 de agosto de 1949 desde varias entradas. Desde el aspecto técnico sabemos que el terremoto tuvo una intensidad de XII según la escala máxima de Harry O. Wood y Frank Neumann que determinó en Pelileo, zona del epicentro, una intensidad de XII equivalente a la fuerza máxima. Los efectos en el lugar variaban entre la destrucción total, ondas visibles sobre el terreno, perturbaciones de las cotas de nivel, objetos lanzados hacia al aire. Considerando este aspecto, en el primer análisis exploramos las noticias que se publicaron en el periódico nacional El Comercio. ¿Qué se escribió sobre el terremoto y qué reseñas circularon sobre la catástrofe? ¿Quiénes fueron los cronistas y reporteros que retrataron el evento?

Si bien es cierto, el terremoto fue el 5 de agosto de 1949, con el paso de los días las noticias sobre Pelileo circulaban con mayor énfasis en el espacio nacional. El titular de El Comercio señalaba que “ninguna población fue tan tremendamente destruida por el terremoto que la de Pelileo” para expresar la magnitud de la destrucción. Entre los cronistas estaban Juan de Dios Padilla, Víctor Hinostroza, Wibgerto Dueñas quienes fueron enviados a Ambato para cubrir el evento del terremoto a horas de conocido el suceso y fotorreporteros como Luis Pacheco y Miguel de Wenquerow. Las descripciones son a la manera de recorrido del lugar. Los relatos muestran la intención de que el espectador imagine la senda del viaje Quito – Ambato – Pelileo realizado por los cronistas. Una especie de travesía hacia un lugar en escombros:

“De “El Tambo”, los periodistas avanzamos tres kilómetros más hacia Pelileo. Primeramente, nos encontramos con las espeluznantes aberturas de tierra provocadas por el terremoto, a medida que ganábamos terreno. De pronto, desde el cerro “cabecera” de Pelileo, se nos presentó en la planicie una floración de ruinas que a gran distancia daba la impresión de que en Pelileo se había realizado un experimento con la bomba atómica” (El Comercio, 21 de agosto de 1949).

El relato se acompaña de imágenes del interior de una carpa instalada en El Tambo. La fotografía retratada por el fotorreportero Wenquerow muestra los primeros auxilios que prestaba el personal de la Cruz Roja a cuatro heridos, algunos de ellos con vendas en la cabeza, los brazos y pies recibiendo la atención médica. A decir del periódico los sobrevivientes acampaban a los costados de la vía improvisando pequeñas viviendas con los recursos disponibles. También se estableció una feria popular en “El Tambo vendiendo naranjas, bananos, helados y útiles indispensables como peinillas y espejos”. Todas estas acciones simbolizaban los esfuerzos de la población para regresar a la normalidad. (O)

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