Teorías y paradoja / Jaime Guevara Sánchez

Columnistas, Opinión

Caímos en el café un grupo de amigos y conocidos. Juntamos las mesas y comenzó la conversación. Temas políticos, económicos, sociológicos, algunos muy serios, otros no tanto.

Después de hojear la prensa, Carlos lanza una exclamación, ´´No puede ser, sí la otra semana nomas lo tope en el correo. Lucía bastante bien y hoy está el parte mortuorio en periódicos con foto y todo´´.

´´A veces abro el periódico, busco mi foto para ver si, de verdad, estoy aquí o ya me he marchado para siempre´´. Todo está concentrado en la realidad de la existencia humana, hoy somos, mañana no.

Por este talante, la conversación se toma seria, a veces filosófica sobre el mundo, y puntos que se remontan a la época de los griegos como Zenón.

Uno intenta sustentar la tesis de que el espacio no es finito. Otra conjetura que el espacio no es infinito. Los cafeteros mencionan varias teorías y paradojas que han llegado hasta nosotros a través de siglos: confirmaciones de los científicos modernos.

Y ahí vamos desvariando sobre cosas y cosas. No falta el partidario del espiritismo. No puede probar su verdad. Tampoco puede probar los que niegan esta creencia.

Alguien agrega un mito. Antes de cantar mi último cumple, voy a preparar una lista de preguntas que sí ´´sobrevivo´´, como entidad consciente, en el más allá; trataré de comunicarme, por intermedio de una médium, con gente del mundo vivo.

Por supuesto, tomaré precauciones para proteger el secreto de las preguntas; las guardaré bajo siete llaves. Estableceré un pacto con un ´´cuate´´ confiable que haga el intento de comunicarse con mi espíritu. Las preguntas de la lista aprobarán la verdad o mentira del espiritualismo.

La tertulia marchaba más o menos armónica hasta que José lanzó sobre la mesa la Consulta Popular.

Entonces comenzó el fuego cruzado que por poco termina en zafarrancho. La señora, dueña del café, y puso el orden ´´Es hora de cerrar´´, dijo. Acto seguido, apagó las luces…

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