¿Tan bueno será el carguito? / Paúl Viteri Albán

Columnistas, Opinión

Después de permanecer por algo más de tres años en el cargo, María del Carmen Maldonado presentó su renuncia irrevocable a la presidencia del Consejo Nacional de la Judicatura, motivando dicha decisión en que la resolución emitida por la Corte Constitucional, le restaba el absoluto y omnipotente poder para suspender cuando a ella le diera la regalada gana a funcionarios judiciales, algo que no termino de entender, debido a que la mencionada al finalizar su gestión levantó la suspensión al Fiscal investigado por el asesinato de Naomi Arcentales, argumentando que después de suspenderlo, le quitaron la mencionada facultad.

Como si esto no fuera suficiente, seguido empieza una pugna, unos tratando de imponer que el Dr. Álvaro Román suplente de la renunciante debería ser quien asuma la codiciada presidencia, poniendo en total evidencia su desconocimiento, debido a que si bien es cierto el Dr. Román es su suplente en el pleno, no significa que sea su suplente en la presidencia; es decir, en derecho público ausencia o impedimento, no es lo mismo que renuncia. O para ser más explícito, al mencionado le corresponde asumir una vocalía en la mencionada institución, pero no la presidencia, o en su caso podría ser presidente siempre y cuando el pleno lo elige.

En fin, a partir de este hecho, se armó una gran trama al puro estilo novelesco, como ya nos tiene acostumbrados la administración de justicia, en razón de que cual relámpago salió el Presidente de la Corte Nacional de Justicia, a decir que la posible designación del Dr. Román era inconstitucional, debido a que el Consejo de la Judicatura no podía estar integrado sin un delegado de la Corte Nacional de Justicia, quien lo debería presidir “como si el Presidente Saquicela, no hubiera tenido más de tres años para darse cuenta de eso”, y argumentando que de ser así las decisiones tomadas por el pleno carecerían de validez legal, basando sus dichos en el artículo 262 del Código Orgánico de la Función Judicial, poniendo nuevamente en evidencia que el tampoco entendió la diferencia entre ausencia o impedimento y renuncia.

Mientras el Presidente de la Corte Nacional de Justicia, lanzaba su granada de mano, el director general del Consejo de la Judicatura, solicitaba rápida y comedidamente al resto de vocales Murillo, Morillo y Barreno que convocaran inmediatamente a una sesión extraordinaria del pleno para designar al vocal que presidiría el consejo, recayendo dicha dignidad en el Dr. Fausto Murillo; si amigos, el mismo que hace menos de un año estuvo embroncado por su destitución con el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, llamando de igual manera la atención que dicha designación se la hiciera sin que se haya convocado para posesionar de legal y debida forma al Dr. Álvaro Román, quien al ser alterno de María del Carmen Maldonado debía ser principalizado.

Entonces, me pregunto, ¿Tan bueno será el carguito, que miden tantas fuerzas? Me imagino que sí, ya que me resulta increíble que existan tantos acomedidos que estén dispuestos a cargar con ese muerto, incluso a sabiendas que en absolutamente todas las dependencias de administración de justicia existen constantes problemas y tediosos retrasos, que, por su puesto, urge sean resueltos.   (O)

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