Sociedad egoísta

Columnistas, Opinión

Con un alto espíritu benefactor, la mayoría de la población manifiesta apoyarse mutuamente para recuperar la economía, más aún por efecto de la pandemia, los paros nacionales, la muerte cruzada, y la declaración de conflicto interno, donde se han perdido muchos empleos y por ende las personas se ha ingeniado diversas formas de subsistir (emprendimientos). Sin embargo, poco a poco y con corte al año 2024 se ha visualizado que dichos negocios han cerrado porque no generaron las ventas esperadas. Es por esto, que en pro de conseguir la igualdad de oportunidades y que seamos solidarios para alcanzar el progreso anhelado que todo ciudadano merece, amerita preguntarse lo siguiente: ¿qué tan fuerte es la cohesión entre ecuatorianos a fin de mantener una economía estable?

Al parecer el altruismo que muchos pregonaban en pandemia, solo quedó en un discurso. Los titulares de “compra al emprendedor”, “prefiere lo nacional” no pasaron de ser banales publicaciones de redes sociales, porque en la vida real, la gran mayoría de personas se preocuparon únicamente de su propio bienestar y no le importó lo que ocurre al resto de la comunidad. Por lo tanto, el país ha atravesado fuertes recesiones y en consecuencia algunos tuvieron que vender su patrimonio como casa, terreno, vehículo, con el único fin de tener liquidez para sobrevivir, y los que no poseían bienes que ofrecer, no tuvieron otra alternativa que migrar al extranjero o acudir a un chulquero.

En el camino del progreso, Ecuador debe fortalecerse internamente. Vivimos en un entorno en el cual el consumidor piensa equivocadamente que solo lo importado es de calidad y tildamos a lo nacional de “malo”; inclusive quien utiliza productos nacionales corre el riesgo de perder su estatus y ser mal visto por su círculo social. ¿Se deberá este comportamiento del consumidor al libre mercado? ¿El productor nacional enfrentará tiempos peores con las firmas de los tratados de libre comercio? 

El progreso del país se reflejará cuando triunfemos como un solo colectivo. Lastimosamente, Ecuador es una nación muy dividida, donde cada quien cree ser dueño de la verdad. No obstante, el tiempo no se detiene y el futuro pertenece a las sociedades desarrolladas que logran tener como prioridad el bienestar y prosperidad para todos. “La solidaridad no es un acto de caridad, sino una ayuda mutua entre fuerzas que luchan por el mismo objetivo” (Samora Machel). (O)

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