Sociedad egoísta / Mauricio Calle Naranjo

Columnistas, Opinión

Con un alto espíritu benefactor la mayoría de la población manifiesta apoyarse mutuamente para recuperar la economía, más aún por efecto de la pandemia donde se perdieron muchos empleos y la gente se ingenió emprendimientos con el objetivo de subsistir. Sin embargo, poco a poco se ha visualizado que los recientes negocios han cerrado porque no generaron las ventas esperadas. Es por esto que amerita analizar que tan fuerte es la cohesión entre ecuatorianos a fin de mantener una economía estable, y que todos tenga las mismas oportunidades y como sociedad seamos solidarios con la finalidad de alcanzar el progreso anhelado que todo ciudadano merece.

Al parecer el altruismo que muchos pregonaban en pandemia, solo quedó en discurso. Los titulares de “compra al emprendedor”, “prefiere lo nacional” no pasaron de ser banales publicaciones de redes sociales, porque en la vida real la gran mayoría de personas se preocuparon únicamente de su propio bienestar y no les importó lo que ocurre con el resto de la comunidad. Por lo tanto, el país atravesó una fuerte recesión en consecuencia algunos tuvieron que vender su patrimonio como casa, terreno, vehículo, con el único fin de tener liquidez para sobrevivir, y los que no poseían bienes que ofrecer, no tuvieron otra alternativa que migrar al extranjero.

En el camino del progreso, Ecuador debe fortalecerse internamente. Vivimos en un entorno en el cual equivocadamente piensan que solo lo importado es de calidad y tachamos de manera errónea a lo nacional como malo, inclusive quien utiliza productos nacionales corre el riesgo de perder su estatus y ser mal visto por su círculo.

El progreso del país se reflejará cuando triunfemos como un solo colectivo. Lastimosamente, Ecuador es una nación muy dividida donde cada quien cree ser dueño de la verdad. No obstante, el tiempo no se detiene y el futuro pertenece a las sociedades desarrolladas que logran tener como prioridad el bienestar y prosperidad para todos. “La solidaridad no es un acto de caridad, sino una ayuda mutua entre fuerzas que luchan por el mismo objetivo” (Samora Machel).

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