Sobre el camino Baños – Canelos

Columnistas, Opinión

¿Qué nos queda del Amazonas como parte del patrimonio de ecuatorianidad? El territorio ya no lo tenemos, incluida la reserva de petróleo que pasó a ser parte de la explotación peruana para beneficio de sus élites entreguistas. Ni siquiera los incas imperialistas generaron control sobre los habitantes de la selva. Creo que ya estamos conformes con nombres puestos a las cooperativas de carros. Nos quedan las cooperativas “Amazonas”,  que más viajan por la Sierra que por el Oriente vuelto a quedar en el abandono. También los quiteños son felices porque hay ríos de gringos y travestis por esa avenida que también se llama Amazonas, para nuestro contento patriotero. Creo que también hay bancos con este nombre, ávidos de billetes  verdes que nada tienen de vínculo con la selva que ahora mismo sigue en la deforestación galopante. A más de algunas callejuelas regadas por nuestros pueblos, creo que hay nombres de escuelitas y colegios que deben estar orgullosos de llevar el nombre de lo que hemos perdido cada vez que ganábamos una guerra con el Perú, después de tener héroes que pelean por los vendepatrias.

No hay que mentir sobre el estado actual de vías al Oriente. Cada rato queda dañado el puente de Agoyán y no se diga del barranco que se está llevando la mesa de la carretera en el sector del Manto de la Novia, igual que cerca al río Topo, para no ir fuera de la provincia de Tungurahua. Los demagogos del gobierno saliente recibieron de la Prefectura de Tungurahua “La Pluma de Montalvo” entre aplausos de la concurrencia, con el objeto de que arregle las vías. Sería bueno que tengan plumas por docenas para ver si hay resultado. 

“LA CONVENCIÓN NACIONAL DEL ECUADOR. DECRETA:

Art 1º.- El Poder Ejecutivo mandará abrir un camino de herradura de tres metros de ancho, cuando menos, desde la parroquia de Baños hasta la población de Canelos. Art 2º.- Son fondos para la obra:

1º.- El producto de la venta, según la ley, de los terrenos nacionales de una y otra margen del río Pastaza hasta Canelos: 2º.- Las erogaciones voluntarias de los dueños de las haciendas situadas en la jurisdicción de la parroquia de Baños:  3º.- Las cantidades que el gobierno percibió de las municipalidades de Píllaro y Pelileo como empréstito forzoso; y 4º.- Mil quinientos  pesos mensuales con que el Tesoro Nacional contribuirá hasta la conclusión de la obra.

Art. 3º.- Quedan exentos del servicio de guardias nacionales los jornaleros que, por papeleta del Ingeniero o Director, manifiesten que estén trabajando en el camino. Art 4º.- El Poder Ejecutivo dictará las órdenes necesarias para la organización de los trabajos, la recaudación e inversión de los fondos del camino, y asignará los sueldos correspondientes al Ingeniero o Director y a los sobrestantes. Dado en Quito, capital de la República, a 5 de marzo de 1884. El Presidente, Francisco J. Salazar. El Diputado Secretario, Honorato Vásquez.- El Secretario, José María Flor de las Banderas.- El Secretario, Aparicio Rivadeneira. Palacio de Gobierno en Quito, a 7 de marzo de 1884: Ejecútese, José María Plácido Caamaño. El Ministro de lo Interior, J. Modesto Espinosa”

Fuente: p. 14, Leyes y Decretos expedidos por la Convención Nacional de 1883, Quito, Imprenta del Gobierno, 1884. Consultado en la Biblioteca de  la ciudad de Ambato.

Si  comentamos el presente Decreto, podemos decir que un camino de herradura ya lo encontramos descrito desde 1846, en la presidencia de Vicente Ramón Roca y sus comisionados   que lo hicieron desde Ambato a Canelos. Esto para hablar de la obra republicana. Pero el caso es que las etnias amazónicas ya tenían sus rutas para comunicarse con los andinos desde épocas inciertas.

Según el articulado 1º.-, ¿cómo es que se iba a vender terrenos de uno y otro lado de la vía para ayudar a la financiación, si casi que hasta ahora nadie compra precipicios en sus largos kilómetros que unen Baños hasta Las Barrancas que pasó a llamarse Mera? Además, grandes latifundios ya fueron entregados a los oportunos vinculados a la vida política del siglo XIX, tal el caso de muchos ambateños y riobambeños que desde 1868 ya tenían propiedades, como  el caso de don Juan León Mera que tenía “ideas empresarias” en El Topo en 1870. A estos hacendados lo que se les pide es “erogaciones voluntarias”. El lector tomará razonamientos sobre los demás articulados del Decreto y sacará sus conclusiones sobre privilegios y sinrazones de don Plácido demagogo. (O)

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